La niñera está realizada con el material del que están hechos los sueños. Es básicamente un tour de force alucinado por los recovecos neuróticos de la conciencia púber, solo que con un toque bizarro/gore que condimenta la propuesta y la vuelve más arriesgada.

"Niño" queda solo en casa con su niñera, y se va todo de madre. Ritos satánicos, erotic way de una babysitter magnética y con una presencia escénica como hace tiempo no se ve en pantalla.La falta de puentes claros entre escena y escena, muchas veces mediante elipsis abruptas que trastocan tiempo y lugar, le da a la peli no una atmósfera, más bien una estructura onírica que funciona como un relojito. Tiene ritmo, y sabe recular y volver a acelerarse. Quizás se regodea de más en ciertas estéticas videocliperas que no vienen tanto a cuento, pero la convicción que transmite la peli hace que podamos hacer la vista gorda.

Los personajes: el culto satánico es básicamente un zoológico de símbolos sexuales. El chico negro/miembro viril exacerbado por cultura; el macho alfa que parece "liderar" el grupo; la niñera devoradora de nerds inexperimentados; la asiática bondage y la rubia plástica a la que solo le preocupan sus tetas. Desfilan frente al prota como miedos que debe confrontar hasta llegar a su deseo final. Lo acompañan casi en silencio dos compañeros de su edad: un chico de color que le disputa el territorio infantil y una rubiecita que parece ser, no obstante, su verdadero deseo.

El final llega de golpe, a modo de sopapo. Entre tanto delirio, una bicicleta es aplastada. Fin de la niñez.