Llega The Cursed, de Sean Ellis, en donde el mito del hombre lobo es re-visitado con interesantes aportes. Está claro que estamos ante una versión diferente del licántropo clásico, aunque no se distancia demasiado del ya conocido al grado de no poder reconocer la mitología de siempre.

En cuanto a la peli misma, resultan curiosos algunos asuntos. En puesta en escena, fotografía, predisposición actoral (intentan dar lo mejor de sí y se nota), incluso en la forma de rodar determinadas secuencias, la dirección apunta alto. Técnicamente, The Cursed es impecable.El asalto al campamento gitano, un plano fijo a distancia donde la crueldad brilla desde la impersonalidad del montaje, es un ejemplo de una forma de rodar muy sobria y conciente. Igualmente la fotografía, eternos grises gastados con niebla de fondo. El contexto nunca deja de ser triste, lúgubre.

Por otra parte, la peli abandona su lecho de rosas al optar por decisiones insólitas. Frente a su apariencia madura y concreta, a la hora de desarrollar el terror apela a jump-scares de trazo grueso. Cortes de plano abruptos donde el miedo te salta a la cara al mejor estilo truco o treta. Efectismos que se aglutinan en su primera mitad pero que se van abandonando conforme avanza la trama. El guión no ayuda mucho, la maldición gitana se presenta mediante un desarrollo plano: la bestia sale y mata gente, algunos parecen ser los encargados de frenarla al estilo clásico. Lo que sucede se siente trágico pero carece de otro tipo de densidad dramática, quedando así al desnudo como una peli de bichos cabrones con un envoltorio elegante que no alcanza para disimular su formato monocorde, previsible.

En resumen, estamos ante una peli que se maneja notoriamente bien en algunos aspectos y estrepitosamente mal en otros, derivando en una propuesta muy irregular.