Sin duda el reparto es la gran baza de esta película de buenos sentimientos y redenciones varias. La pareja protagonista es de una solvencia absoluta, especialmente un Kline que en los dramas está tan cómodo como en las comedias que le han dado fama. La "francesa" Scott Thomas también brilla allá donde se proponga; y especialmente borda ese momento pre-llanto con los ojos acuosos, que aquí combina con el reencuentro del amor de su vida.
La tercera pata del banco es un joven Christensen que lidia con un arquetipo de joven rebelde con pocas causas pero como todos ellos de buen corazón. Sale tan airoso que hasta fue nominado para los Globos de Oro.
Resumiendo, todos bien en una historia agradable pero almibarada; nada de sorpresas, pero bien contada e interpretada.
Nota: 5,65.