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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
8
Drama Narra la historia de la rivalidad entre dos leyendas del tenis: el sueco Björn Borg (Sverrir Gudnason) y el norteamericano John McEnroe (Shia LaBeouf), un enfrentamiento legendario de la historia del deporte que tuvo su culminación en la final de Wimbledon de 1980, que enfrentó a ambos. (FILMAFFINITY)
4 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Menuda sorpresa. Primer pensamiento: a ver qué tal, una película con dos leyendas del tenis. Sólo con los aficionados deportivos, seguro que tiene bastante público, y no parece una superproducción carísima. ¿Habrán ido a hacer caja o a hacer cine?

Cine. Cine deportivo con mayúsculas.

Co-producción modesta sueco-danesa-finlandesa, bien dirigida, sobria, pero muy cuidada. Toda la película gira alrededor de la confrontación psicológica, la presión mediática e interior (casi más fuerte) de dos tenistas portentosos con estilos aparentemente muy distintos, tanto en su juego como en su personalidad.

Jugador de fondo de pista uno, voleas como golpe favorito el otro. Uno frío como el hielo, hiératico en sus expresiones, robótico ante las respuestas de los periodistas; el otro pura emoción, irritable, insultando a jueces de silla y prensa, encarándose con el público, machacando raquetas…

Es el punto de inflexión para ambos. Borg, número uno del mundo, auténtica leyenda del tenis, posee 4 torneos de Wimbledon, el trofeo más prestigioso en hierba, mientras que McEnroe es la estrella emergente número dos del mundo, que ansía hacerse con el trono. Bautizado por los medios como el partido del siglo, uno de los mejores de la historia (luego llegarían Nadal y Federer).

La acción nos remite a la final de Wimbledon de 1980, una final que “cambió el mundo del tenis y cambió a ambos hombres para siempre”. Las escenas de tenis, lo más difícil de rodar, están cuidadas y tratadas con una naturalidad y una elegancia estética brillante.

La plasmación de la presión de ambos, sobre todo del campeón es buenísima. Pocas veces he visto una película que refleje tan bien esa presión con una economía de medios tan optimizada. Las estrategias de cada uno, por ejemplo los silencios de Borg, o el trato de McEnroe a su amigo Peter Fleming, con quien jugaba a dobles, pero rival antes de un partido. Todo condensado pero muy creíble y muy próximo.

Aunque no descuida la infancia de McEnroe, se centra bastante más en Bjon Bjork, niño prodigio que se encontró con el entrenador de la Davis de Suecia, que supo hacerle canalizar su energía hacia cada punto del partido, algo que recuerda la máxima de Simeone, el entrenador del Atlético De Madrid (partido a partido), en tiempos en el que el mindfulness no era tan conocido. “El exterior no te importa; no existe”, le dice su entrenador.

Otro punto fuerte es la lograda banda sonora, presente cuando es necesaria, utilizada de manera muy inteligente para ensalzar los momentos de clímax. Y luego están los diálogos, cortos pero intensos, casi titulares de prensa:
-“¿Qué esperas del tenis? Ser el mejor. ¿El mejor de Suecia? No, del mundo”

-A McEnroe la prensa lo describe como “el peor representante de los valores del país desde Al Capone”

-Ante la posibilidad de una derrota, Bjon Borg piensa. “Nadie recordará que gané 4 Wimbledon. Sólo que perdí la quinta vez”.

Las interpretaciones son espectaculares: Sverrir Gudnason y Shia LaBeouf calcan la imagen de los dos tenistas. Tanto en el físico como en la personalidad. Brillantísimos.

Se enfrentaron 14 veces, cada uno ganó 7. Empate. Titanes.

La mejor película de tenis. Sin duda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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