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Voto de Palomitasconchoco:
7
Drama. Romance Año 1851. Ada, que es muda desde niña, acaba de enviudar. Un matrimonio concertado la obliga a dejar su Escocia natal y viajar a Nueva Zelanda, acompañada de su hija y de su piano. Allí conoce a su futuro marido, un próspero granjero que se niega a llevar a casa el piano. Abandonado en la playa, el instrumento será rescatado por un vecino que establece un extraño pacto con Ada: él la dejará usar su piano a cambio de que ella se deje tocar. (FILMAFFINITY) [+]
1 de agosto de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un piano varado a orillas del mar con una mujer enlutada a su lado. No es un cuadro de Friedrich es la poética imagen de la levedad del ser humano plasmada en una película como El Piano, con una fotografía que transciende, que cuenta la historia, que relata a través de los paisajes embarrados de una Nueva Zelanda tan salvaje como solitaria. Esto junto a la sensibilidad musical (necesaria para la obra) que le aporta la música de Michael Nyman es lo más impresionante de la película. En general el piano no es más que una sencilla historia de amor, quizá con una vuelta de tuerca más a la que nos tiene acostumbrados el cine comercial, ya que la extraña relación que surge al compás de la tecla de un piano y a través de un acuerdo espurio y bajo las enaguas de ese negro traje de época, rebosa misterio, sobre todo porque la incapacidad para producir palabras de la protagonista impide contarlo, hay que sentirlo y esa pasión imprevisible queda perfectamente explicada en la película sin necesidad de palabras. Ese es otro acierto de la película, la construcción de unos personajes totalmente atípicos, una madre viuda que no puede hablar y que siente una devoción casi enfermiza por la música de su piano y un analfabeto de rudos modales y que ha adquirido algunas costumbres de los indígenas maoríes pero que también es capaz de sentir a su amada a través de la música. Para hacer creíble la historia amorosa es necesaria la magistral interpretación de Holly Hunter que sin decir una palabra borda el papel en lo gestual. La escena final bajo las aguas es conmovedora y tremendamente lírica. A veces, eso sí, peca de excesivamente sensiblera, rayano a la inverosimilitud, pero ni siquiera es una sensación general sino que llega en determinadas escenas.

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Palomitasconchoco
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