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Thriller. Drama. Intriga
Margot, la mujer de Alex, fue brutalmente asesinada por un psicópata. Incapaz de recuperarse de la pérdida, su marido no deja de recordarla ni por un momento. Ocho años después recibe un e-mail. Lo abre y se encuentra con la imagen en tiempo real de una mujer entre la multitud: Margot. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces las vidas perfectas...
El cine conoce muchos recursos para preocupar a sus expectadores, clavarlos en sus asientos, y revolverles sus supuestas acomodadas existencias. Hay auténticos maestros, y maravillosas fuentes donde sumergirse en otros previos inolvidables.
Puede que una versión francesa nos provoque: sus oscuridades bajo esa tendencia a los secretos sostenidos en el tiempo, la convivencia con realidades apagadas y casi olvidadas, una forma de caos puntual sin impacto aparente en la “joie de vivre bourgeoise”.
En este caso, su director ha tratado de jugar a las metamorfosis, empezando con un texto literario de suspense,claramente, para convencernos de que teníamos delante una obra ennegrecida y francesa. Y tengo que decir que no lo hace del todo mal, aquí en su segunda película, y tampoco voy a contradecir los 4 césares ganados en su momento.
Su actor fetiche, François Cluzet, consolidó aquí una relación que continúa hoy, claramente; otra cosa es Marie-Josée Croze, esa maravillosa canadiana, en un papel menor, que quizás debería haberse atribuido por credibilidad biológica a Kristin Scott-Thomas. De los demás actores, reconozco que están bien, a excepción de esos policías, que uno nunca sabe si los disfrazan siempre desde el mismo ropero.
La tensión existe, las carreras, las heridas, los dialogos en diagonal, quizás lo justo para salir del cine, convencidos de que esa duración algo exagerada, desintoxica y mismo alimenta el espíritu. Como siempre si pueden, opten por la pantalla grande y la VOSE.
CineClube Padre Feijoo
27/11/2013 VOSE
Ourense
El cine conoce muchos recursos para preocupar a sus expectadores, clavarlos en sus asientos, y revolverles sus supuestas acomodadas existencias. Hay auténticos maestros, y maravillosas fuentes donde sumergirse en otros previos inolvidables.
Puede que una versión francesa nos provoque: sus oscuridades bajo esa tendencia a los secretos sostenidos en el tiempo, la convivencia con realidades apagadas y casi olvidadas, una forma de caos puntual sin impacto aparente en la “joie de vivre bourgeoise”.
En este caso, su director ha tratado de jugar a las metamorfosis, empezando con un texto literario de suspense,claramente, para convencernos de que teníamos delante una obra ennegrecida y francesa. Y tengo que decir que no lo hace del todo mal, aquí en su segunda película, y tampoco voy a contradecir los 4 césares ganados en su momento.
Su actor fetiche, François Cluzet, consolidó aquí una relación que continúa hoy, claramente; otra cosa es Marie-Josée Croze, esa maravillosa canadiana, en un papel menor, que quizás debería haberse atribuido por credibilidad biológica a Kristin Scott-Thomas. De los demás actores, reconozco que están bien, a excepción de esos policías, que uno nunca sabe si los disfrazan siempre desde el mismo ropero.
La tensión existe, las carreras, las heridas, los dialogos en diagonal, quizás lo justo para salir del cine, convencidos de que esa duración algo exagerada, desintoxica y mismo alimenta el espíritu. Como siempre si pueden, opten por la pantalla grande y la VOSE.
CineClube Padre Feijoo
27/11/2013 VOSE
Ourense
