Que bien pintaba todo a priori con esta serie, con Hardy de protagonista, un trailer llamativo y una sinopsis que sonaba interesante. Aunque no quieras algo se te disparan las expectativas. Pero por unas cosas u otras la he tenido ahí guardada en la recámara (una de esas cosas es que mi pareja no traga a Hardy, no me pregunten por qué, ejem,ejem) y no ha sido hasta ahora que he podido verla.

Y vaya, en los primeros capítulos la serie despliega todos sus encantos, algo así como un pavo real en una demostración de poderío. El personaje de Hardy, el mestizo llamado James Delaney, es todo un caramelo. Un pasado oscuro y terrible, una presencia amenazadora, unos gruñido guturales y frases en un lenguaje se supone que africano, unos tatuajes misteriosos, una imagen imponente, unos sueños y visiones perturbadores, unos extraños rituales y algunos actos de total salvajismo acompañan a una historia de una especie de juego de tronos, donde Delaney, la corona inglesa, la compañía de las indias orientales y los yankis se intentan despedazar unos a otros por un pedazo de tierra estratégica.

La ambientación, el vestuario y la fotografía es otro despliegue de plumaje muy vistoso por así decirlo. Oscura, mugrienta, opresiva, llena de lodo y barro, pobreza y podredumbre contrastando con el otro lado, opulento, recargado y de rica etiqueta. También unos amores supuestamente incestuosos de Delaney y su media hermana, con lo que parecen posesiones telepáticas en una relación muy tormentosa. Todo la trama siempre envuelta en una atmósfera cargada y amenazadora como si se estuviera formando un tremendo ciclón que lo va a arrasar todo.

Pero van pasando los capítulos y te empiezas a dar cuenta de que todo ese plumaje es solo eso, un vistoso plumaje para llamar la atención. El personaje de Hardy está cargado y recargado de adornos pero nunca llegamos a saber nada acerca de ellos, de su pasado terrible, ni de sus visiones, ni de sus tatuajes ni de nada de nada. Era un caramelo que casi me hace parecer su trabajo cercano a la sobreactuación. Incluso la tormentosa relación con su media hermana termina de una manera extraña y decepcionante.

Menos mal que la trama del juego de tronos es lo bastante potente y solvente como para mantener la atención acompañada de esa ambientación de época tan lograda aunque al final, la resolución termina siendo algo tibia y la poca acción que acaba habiendo tampoco es demasiado destacable. El ciclón se acabó convirtiendo en una tormenta de verano aunque el camino ha sido borrascoso, movido e interesante. Mi sensación al acabar es que había potencial, prometía mucho y se fue desinflando aunque no llegó a ser un desastre. Supongo que habría muchas cosas que desarrollar en siguientes temporadas que nunca se han terminado haciendo. Aunque parece que hay luz al final del túnel.