Los adolescentes tienen grandes dificultades para establecer sus relaciones con otros adolescentes, con la familia, con la sociedad en general; más aún si el adolescente es homosexual. Ese es el tema de esta película inglesa y empezaré por decir que lo trata de la mejor manera. No es nada fácil buscar una acción, unas palabras, o un gesto que desdramatice una situación, pero Hettie MacDonald lo hace de una manera simpática y muy cinematográfica como vistiendo a un hombre con camisón de mujer mientras trata de evitar un suicidio. El guión, adaptado de una obra de teatro, es de una frescura y de una calidad cinematográfica increíble: cada frase en el momento justo de una situación. Y los dos actores principales, dos adolescentes, realizan un trabajo que para sí quisieran muchas de las grandes estrellas de método. Además, la idea de que en la banda sonora aparezcan canciones de Mama Cass consigue desarmar a los más rancios que puedan ver esta película. Yo he destacado a los dos muchachos pero no quiero dejar de lado a una madre, Linda Henry, que llena toda la pantalla con sus ganas de vivir.