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Voto de Andrés Vélez Cuervo:
7
Romance. Comedia George Curtis, pintor, y Tom Chambers, autor teatral, que comparten un piso en París, conocen en el tren que se dirige a esta ciudad a Gilda Farrell, americana como ellos y dibujante publicitaria. Ambos se enamoran inmediatamente de ella y, como Gilda es incapaz de decidirse por uno, deciden vivir un 'menage à trois'. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A riesgo de sonar reaccionario, diré que la comedia sofisticada en el cine, desde hace ya mucho, si no está completamente muerta, está en estado de hibernación (aunque por decirlo me miren mal los amantes de Woody Allen). De la tradición de esas elegantes bellezas que hicieran directores como Capra, Cukor, Hawks, Tati, Edwards, Sturges, Wilder y Lubitsch no queda hoy mucho rastro. Este triste estado de las cosas hace que sea un especial placer volver a una película como Design for Living, en la que el siempre rítmico, pulcro, preciso y estilizado Ernst Lubitsch nos engolosina con una adaptación, realizada por Ben Hecht y Samuel Hoffenstein, de la obra de teatro de Noël Coward, de la que se cuenta no dejaron sino el pelado costillar, pero de la que sin duda conservaron el dinamismo de la estructura del relato teatral. La película cuenta la historia de dos pobres, nacientes y ambiciosos artistas estadounidenses, George Curtis (Gary Cooper) un pintor; y Thomas B. Chambers (Fredric March), un dramaturgo, que conocen camino a París, ciudad en la que buscarán fortuna como creadores, a Gilda Farrell (Miriam Hopkins), una bella y eléctrica compatriota dedicada al dibujo publicitario. Instantáneamente prendados de ella, inician una heterodoxa relación triangular en la que, para preservar la amistad, pactan que ninguno pasará al plano romántico. Por supuesto, el pacto no dura mucho en ser roto, surge una cordialísima enemistad y los caminos de los tres amantes se separan… por un tiempo.
Llena de una potente sexualidad insinuada con fina malicia, típica de las producciones pre-código (aunque el Código Hays nació en 1930, solo hasta 1934, un año después del estreno de esta película, con la implantación de la Production Code Administration -PCA-, la censura mojigata gringa cobrará el peso necesario para evitar esta clase de producciones), Design for Living es un largometraje plagado de lenguaje insinuante, situaciones cargadamente eróticas y conflictos plenamente ajenos al “buen gusto” de la normativa moral que Estados Unidos ha procurado implementar durante tantos años en el mundo entero a través de su producción audiovisual, lo que supuso no pocas dificultades iniciales y posteriormente la condena de la Legion of Decency y la negación de certificado de la PCA para su relanzamiento en 1934.
La sutileza es, por supuesto, una de las características emblemáticas del cine de Lubitsch, y esta es una característica que atraviesa prácticamente todos los elementos de su cine. Sin duda los elementos narrativos son muy sutiles, pero también la planimetría, la fotografía, el arte y hasta el montaje. Todo parece estar marcado por la intención de pasar desapercibido. En esta película, un ejemplo de esa sutileza que es de mi especial agrado se encuentra en la forma en que los personajes se dibujan llenos de matices, así el de Max Plunkett (Edward Everett Horton), aquel siempre recto y flemático hombre de negocios, eterno benefactor de Gilda, quien ante su irrespetuosa majadería solo se permite salirse de sus casillas un instante rompiendo una maceta, para en seguida retomar su rigurosa compostura de caballero. Claro está, este nivel de sutil matización en los caracteres solo se consigue con el trabajo conjunto de unos actores tan geniales como los que aquí escoge Lubitsch.
Sin ser, ni de lejos, la mejor película de este estupendo director alemán, Design for Living es una entretenidísima y selecta comedia que vale la pena revisitar.
Andrés Vélez Cuervo
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