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España España · Madrid
Voto de Jesús:
4
Terror En la naturaleza existe vínculo indisoluble entre la belleza y la muerte. El ser humano, deudor de su entorno, imita lo que observa. Como mosquitos atraídos por el faro más brillante, los turistas están apagando la luz de la ciudad más hermosa del planeta. La agonía de las últimas décadas ha desatado la ira entre los venecianos. Para frenar la invasión, algunos se han organizado, dando rienda suelta a su instinto de supervivencia. ... [+]
9 de junio de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mayores mentiras del séptimo arte es considerar que las películas de miedo dan realmente miedo. Las que son muy buenas poseen tensión, o una atmosfera malsana, o una sensación de peligro que hace que nos quedemos clavados en nuestros asientos, con ganas de apartar la mirada aunque sea por un segundo para respirar un poco de aire fresco. A pesar de todas estas bonitas cualidades, lo que no tienen es la facultad de producir auténtico terror, ese que impide que puedas siquiera mirar a la pantalla. Si se piensa con lógica, la razón es simple, y es que al final es un producto destinado a un público, y ese público tiene que poder ver la película, degustarla, cosa que no es posible si su visionado es una auténtica tortura. La película que nos ocupa es una auténtica tortura, pero por otras razones más bien distintas.

Veneciafrenia es la primera pieza de un proyecto de Álex de la Iglesia destinado a producir y distribuir largometrajes de terror de directores españoles. Es un slasher con influencias del Giallo italiano, en el que una serie de jóvenes se verán aterrorizados, atacados y asesinados en una Venecia habitada por arlequines, médicos de la peste y fauna relacionada. Es una premisa que puede resultar interesante, pero que, desde la primera escena, está destinada a naufragar, porque le ocurre lo peor que le puede pasar a una película de terror: que aburra. La escena en cuestión da tal sensación de incredulidad y falta de gracia a nivel de dirección, que es una muestra excelente de lo que encontraremos en la eterna hora y media que dura la película.

En lo que se refiere a aspectos de personaje y guion, lo cierto es que es imposible simpatizar con ninguno de los personajes principales, y por ello te importa más bien poco quien viva o muera. Si el espectador siente mayor empatía por el barquero italiano que suelta tres frases, muy bien no va la cosa. Además, la estructura es bastante extraña, sin crescendo alguno y con un final un tanto anticlimático que no parece mojarse demasiado con sus conclusiones, lo cual es el mayor pecado que un guionista puede cometer. Los asesinatos y la sangre se suceden sin orden ni impacto, intercalándose con una serie de pesquisas policiales sin interés ni relevancia.

La parte visual es un poco más interesante que la argumental, sobre todo por la localización. Sin embargo, aquí encontramos otro problema, y es que las influencias del Giallo se limitan a aspectos meramente superficiales. Una profusión de sangre, payasos y máscaras, pero nada de la inventiva visual que puede encontrarse en una película de Argento. Lo que hay son elementos sueltos, pequeños detalles y guiños para el espectador; es como si estuvieran los ingredientes puestos sobre la mesa, pero nadie se hubiera molestado en tratar de hacer un plato con ellos. Los trajes, las máscaras y el diseño de producción, eso sí, son excelentes.

En resumen, Veneciafrenia es una película de terror cuyo mayor y peor defecto es el aburrimiento. Si hay algo que, como mínimo, debe tener una película del género, es al menos algo de interés por lo que se cuenta. La atmósfera, la tensión, y demás aspectos vienen después.
Jesús
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