El humor es desmadrado y atrevidamente grosero. La sátira de todos los tópicos de hoy se han llevado a tal extremo que hacen que el mundo sea de los tontos. No queda nadie por descabezar, desde los políticos, la telebasura, la prensa amarilla, el desastre ecológico y la ciencia experimental con supuestas máquinas del tiempo que no se sabe si funcionarán, con las ciudades desoladas y repletas de basura. La desconocida voz en off narrativa es de alucine. La lástima es que la puesta en escena es bastante pobre, propia de producción barata. Le falta imaginación e ingenio. Producciones con una temática similar como "El dormilón" de Woody Allen o "Hibernatus" de Louis de Funes quedan a años luz, no por los escenarios, sino por la chispa cómica.