Largometraje que sigue la vida del joven adolescente Fabietto Schisa (Filippo Scotti) durante los años ochentas en una movida ciudad de Nápoles que está a la víspera de recibir una noticia que moverá sus cimientos, la llegada de Diego Armando Maradona para jugar en el principal club de fútbol de la ciudad.

Fabietto vive junto a sus padres, Saverio (Toni Servillo) y Maria (Teresa Saponangelo), y su hermano mayor Marchino (Marlon Joubert), el filme muestra como un anecdotario alrededor de la vida de estos, la relación que tienen con sus familias, vecinos, detalles laborales, más algunos otros personajes que aparecen en escena.

Mientras, Fabietto está en un despertar vivencial en todos los aspectos de la vida, con las hormonas inquietas, en éxtasis por la aparente llegada del astro argentino a su equipo favorito y con un anhelo que comienza a nacer: convertirse en cineasta, a pesar de haber visto muy pocas películas en su vida.

Pero por supuesto que esta comedia del excelentísimo director Paolo Sorrentino tiene también su dosis de drama, como filme autobiográfico esto se vuelve aun más doloroso, para Fabietto vendrá una desgarradora desgracia que va a marcar su vida para siempre, si la llegada de Maradona dará luz y alegría, este otro pasaje dejará todo a oscuras.

Sorrentino se ha logrado colocar como uno de los cineastas más representativos de su país, logrando un marcado estilo italiano exquisito que tienen tanto sus películas como sus trabajos para televisión, dejando atrás las fronteras de Italia para convertirse en uno de los realizadores más importantes a nivel mundial.

Este anecdotario de È stata la mano di Dio es hermoso la mayor parte del tiempo, pero cuando es tiempo de volverlo doloroso lo hace con un tino exacto, todo bien llevado por una narración fluida y unas actuaciones perfectas. Gran película.