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Voto de Pedroanclamar:
9
Cine negro. Thriller Un sacerdote presencia impotente cómo los niños marginados de su parroquia sucumben a las malas influencias de un criminal que fue compañero suyo de la infancia. Con el paso del tiempo, los dos hombres siguieron caminos muy diferentes: uno abrazó el sacerdocio y el otro se convirtió en un gángster. (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para ser una película de cine negro, en la década de su apogeo, en 1938, a poco de comenzar la segunda guerra mundial, es bastante adelantada a su época. Las actuaciones son sencillamente memorables, desde la actuación de James Cagney, que se "roba" la película, hasta Humphrey Bogart, con su clásica actuación de hombre serio y escéptico. El protagonista cumple notablemente con su actuación, al punto que mucho de lo que haría después Al Pacino en los setenta y ochenta pareciera no más que prohijarse de las actuaciones de chico malo de Cagney (sus golpes, sus amenazas, los modos de moverse al golpear y la forma burlesca de tratar a sus adversarios y la ley). La música de Max Steiner es una constante agradable y acertada a lo largo de la obra. Las actuaciones de los púber son igualmente sobresalientes, frescas, espontáneas, llenas de vitalidad y naturalidad. La totalidad de las actuaciones, en resumidas cuentas, es simplemente perfecta.
¿Por qué no evalúo con nota máxima?, básicamente por su discurso cerrado, que presenta una salvación eminentemente institucional, como lo es la empresa religiosa (el sentido de "empresa en su doble acepción, como "objetivo, industria" y como "negocio privado"), de los males del mundo. El mal que en cierta medida expone el cine negro, la corrupción, los crímenes, los robos, etc., degeneran el mundo cotidiano, deviniéndolo perverso. Quizás el hecho de producirla en un lugar determinado, como Estados Unidos, y en una época en que el centro financiero y capitalista era New York, ciudad del mismo país, condiciona el discurso de la película, donde se muestra que el mal no es producto de las clases, no es del origen de la enajenación del hombre con el ambiente, con la naturaleza y con los demás, sino la vida delictiva. El discurso del film repite la falacia de la falsa causa de un fenómeno o hecho social. En este discurso, el papel del cura es fundamental, quien le menciona a Rocky que los niños podrían ser buenos como "hombres de negocios" (no profesionales, no técnicos, no amas de casa, no simples ciudadanos). El padre Jerry no hace más que representar la alianza, quizás en su propia ingenuidad, entre capitalismo (con sus irrisorios ascensos sociales, "desde abajo") e institución religiosa que castiga, con el pecado, los atentados a la propiedad privada, desde tiempos de Monarquía e iglesia apostólica Romana. Un buen discurso, amparado en un buen final, debió haber dejado el problema o sin solución o con solución sin la falacia de la falsa causa.
Pedroanclamar
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