Hannibal, si tiene una debilidad es sin duda pertenecer a la NBC.

Sin duda, es una serie que a pesar de sus pocos espectadores (poco más de 2 millones) es una serie cautivadora. Si quién busca realmente en esta serie, una serie dinámica pues se estrellara contra un muro. Hannibal marcha al compás del ritmo de sus personajes, como la música de la que por ejemplo goza de oír Lecter. Si comparamos la serie con por ejemplo "El silencio de los corderos", la primera comparte la misma cadencia que la película, es verdad que la serie tiene ventaja en cuanto a limitación de tiempo respecto el largometraje.

Como en los largometrajes (sobretodo el primero), la serie disfruta de sus personajes, principalmente de sus protagonistas, sus conversaciones, sus miradas, sus suspiros... Aunque para que negarlo, a pesar de que Hopkins sea mejor haciendo de Hannibal que Mikkelsen (puede que por el hecho de haber sido el primero en encarnar a este tan elocuente personaje), este último sus grandes virtudes sin tener que decir. "Os estoy dando de comer personas muertas".

Sin duda, un gran elemento con los que se compone esta serie como las escenas de reconstrucción de los asesinatos que investiga el FBI a manos de la mente frágil de Will Graham. Estas escenas son muestra de la meticulosidad con la que se quiere mostrar cualquier plano, escena o secuencia de esta serie. Como las conversaciones, sobretodo las de Hannibal con Will y Jack, los finales de cada episodio se impregnan de una serenidad y frialdad que hacen de estos una de las mejores cosas del completo de la obra. Porque más allá de ver cadáveres mutilados, despellejados o otra cosa macabra, lo mejor esta en su tratamiento. Si a penas le das un tratamiento siempre acabarás pagando el precio de que se identifique con puro gore.