Esta película tendrá sus fallos, pero nadie puede negar que tiene un humor inteligente, que es fresca, que el personaje de Sancho Gracia es totalmente genial y que la historia es enternecedora. Es un buen homenaje a los stuntmen, tan poco reconocidos en la industria del cine, y un homenaje también al Pequeño Hollywood de Almería, igualmente olvidado pese a la importancia que representó para grandes películas que hoy son clásicos. Me conmueve mucho el final, a medio camino entre la fantasía y la realidad, o provocado por unos personajes idealistas que no terminan de aceptar la realidad en que viven. En este sentido se acerca a Terry Gilliam. Creo que tiene mucho más trasfondo filosófico y social del que parece, y es incomprensible que tenga tan baja calificación y que fuera olvidada tan rápidamente.