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España España · Pontevedra
Voto de Kirbuk:
2
Intriga. Thriller Un policía (Al Pacino) se ve obligado a infiltrarse en los ambientes gays más sórdidos de Nueva York para atrapar a un asesino de homosexuales. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2008
21 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si tuviera que definir la película con una palabra sería difícil. Eso: Difícil.
Un tema difícil. Un director difícil. El resultado fácil: un fracaso.
En las noches de Nueva York acecha un asesino en serie. Ante la brutalidad de los asesinatos la policía no tiene otro remedio que infiltrar a un agente en el ambiente de los crímenes. El elegido para hacer de cebo es AL PACINO, un policía que encaja con el perfil de las victimas. Hasta aquí sería un policíaco normal, el problema es que ambiente de las victimas es el ambiente gay de nueva York a principios de los ochenta. Y esto no significa finos bares repletos de rubios y depilados homosexuales discutiendo sobre musicales de Broadway. En los 80 ambiente gay significaba guetos sado-maso repletos de velludos garrulos con cuero y gorras de policía por todas partes. Al menos así era para el director WILLIAM FRIEDKIN. Friedkin no se molesta ni en intentar hacerla mínimamente accesible. No le ahorra al espectador crudeza alguna, ni a la hora de filmar la violencia, ni a la hora de retratar la sordidez de los ambientes Gay.
Personalmente podría ignorar la incorrección política que impera en la película, como paso por alto la misoginia de las primeras películas de James Bond, si fuera buena. Pero no lo es. El Friedkin lunático que tomó el mundo entero como su plato de rodaje en CARGA MALDITA todavía no había puesto los pies en la tierra. Aquí por lo menos redujo la escala y se centró en los ambientes marginales de Nueva York. Pero no redujo su megalomanía. Como la mayoría de los autores de la generación de los 70 se creía el mejor director del universo y actuó en consecuencia. Hizo lo que le vino en gana. El hecho de retratar a los homosexuales como poco más que salvajes se la soplaba.
Pero acabó pagándolo con un fracaso comercial, alentado seguramente por las protestas que provocó entre los colectivos gay.
Hoy en día es una película olvidada debido, entre otras cosas, a lo mal que ha envejecido. Y es que Friedkin no se molesta en contar la historia de forma coherente. Prefiere hacerlo de una manera desapegada y fría. Como un caprichoso voyeur, va lanzando miradas a su alrededor, mostrando muchas cosas pero sin concretar ninguna. Y falla tratando de generar diversidad de interpretaciones a base de una narración ambigua con demasiados cabos sueltos. En lugar de ello, mina el interés del argumento, único motivo para terminar de ver una historia plagada de personajes planos e incapaces de provocar empatía.
En resumen una mala película.
Kirbuk
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