Media votos
6,0
Votos
3 315
Críticas
108
Listas
73
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de BrunoLD:
7
3 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Graveyard of honor” y otras películas de yakuzas de Fukasaku, Suzuki y otros directores de la época pueden resultar extrañas para alguien acostumbrado al cine de yakuzas de los 90, la otra edad de oro del género.
Fukasaku no fue un director ortodoxo, aunque se le suele poner cómo el referente del estilo clásico de este tipo de cine. Es un clásico porque es seguramente el director que más ha trascendido y el más identificado con el género. Fue un director que rompió una de las normas fundamentales del yakuza-eiga, la honorabilidad del yakuza. Hasta ese momento el cine retrató a los yakuzas cómo personas que sí, mataban a alguno que otro, pero no terminaban de ser mala gente, lo hacían por defender su honor y el de su clan. En algunas otras ya directamente se presenta a los yakuzas cómo aquellos que se encargan de controlar la corrupción, la prostitución y el crimen, una suerte de policías honrados sin placa.
Fukasaku fue quien los presentó como lo que son, mafiosos.
“Graveyard of honor” es una película excesiva, con inclinación hacia el melodrama y lo trágico. El protagonista es un tipo que está muy tocado del ala, no es el arquetipo del yakuza sobrio y contundente.
Fukasaku no fue un director ortodoxo, aunque se le suele poner cómo el referente del estilo clásico de este tipo de cine. Es un clásico porque es seguramente el director que más ha trascendido y el más identificado con el género. Fue un director que rompió una de las normas fundamentales del yakuza-eiga, la honorabilidad del yakuza. Hasta ese momento el cine retrató a los yakuzas cómo personas que sí, mataban a alguno que otro, pero no terminaban de ser mala gente, lo hacían por defender su honor y el de su clan. En algunas otras ya directamente se presenta a los yakuzas cómo aquellos que se encargan de controlar la corrupción, la prostitución y el crimen, una suerte de policías honrados sin placa.
Fukasaku fue quien los presentó como lo que son, mafiosos.
“Graveyard of honor” es una película excesiva, con inclinación hacia el melodrama y lo trágico. El protagonista es un tipo que está muy tocado del ala, no es el arquetipo del yakuza sobrio y contundente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Rikio se deja llevar por sus impulsos y no cumple esa rectitud para con los miembros de su clan con la que se suele caracterizar a los yakuzas en el cine. Apuñala a sus compañeros, crea una guerra de clanes por pegar a una puta de otro territorio que entró en un bar de su zona, tima a sus socios jugando a los dados, le quema el coche a su jefe por echarle la bronca, etc.
Tras todo esto lo que sorprende es que no lo maten y sólo le pidan que desaparezca durante diez años. No sé si la yakuza en los años 40 fue menos estricta (está ambientada en esa década), hasta llegar a estas películas en las que uno se tiene que cortar el meñique por sentarse antes que su jefe y demás.
Durante ese exilio Rikio empieza a juntarse con yonkis y putas y termina enganchado a la heroína, así que al año de haberse ido vuelve a su clan para robarles y poder comprarse más heroína. Esto es bastante curioso y es una de las cosas a las que me refería que pueden parecer extrañas para alguien acostumbrado al cine de yakuzas actual, en el que es muy raro que un yakuza pase los días mantenido por putas o que se relacione con yonkis, películas actuales en las que pase algo similar sólo están algunas de Miike, pero aún así siguen estando lejos de ese retrato tan miserable de un miembro de la yakuza, que siempre por muy mal que le vaya nunca cae en las drogas ni en la mala vida, sino tan sólo en la perdida del honor y de importancia teniendo que crearse un miniclan con el que combatir a aquellos que le llevaron a esa situación.
En fin, una película muy curiosa y muy potente, quizás demasiado tremendista, pero muy buena.
Tras todo esto lo que sorprende es que no lo maten y sólo le pidan que desaparezca durante diez años. No sé si la yakuza en los años 40 fue menos estricta (está ambientada en esa década), hasta llegar a estas películas en las que uno se tiene que cortar el meñique por sentarse antes que su jefe y demás.
Durante ese exilio Rikio empieza a juntarse con yonkis y putas y termina enganchado a la heroína, así que al año de haberse ido vuelve a su clan para robarles y poder comprarse más heroína. Esto es bastante curioso y es una de las cosas a las que me refería que pueden parecer extrañas para alguien acostumbrado al cine de yakuzas actual, en el que es muy raro que un yakuza pase los días mantenido por putas o que se relacione con yonkis, películas actuales en las que pase algo similar sólo están algunas de Miike, pero aún así siguen estando lejos de ese retrato tan miserable de un miembro de la yakuza, que siempre por muy mal que le vaya nunca cae en las drogas ni en la mala vida, sino tan sólo en la perdida del honor y de importancia teniendo que crearse un miniclan con el que combatir a aquellos que le llevaron a esa situación.
En fin, una película muy curiosa y muy potente, quizás demasiado tremendista, pero muy buena.