A modo de introducción, Wall-e es un pequeño robot viejo con el objetivo de ordenar y colocar los desperdicios que los humanos están enviando desde el espacio, como contraposición tenemos a EVA, un robot moderno con la instrucción de encontrar vida en el planeta Tierra.

Una vez avanzado el argumento tenemos la primera incongruencia, los primeros humanos que abandonaron el planeta Tierra a causa de los gases tóxicos, provocados posiblemente por su propias manos, crearon un plan con el que abandonarían el planeta en una nave lujosa, hasta que los robot EVA encontraran indicios de vida en la superficie terrestre.

Más tarde cuando nuestra robot protagonista EVA encuentra la planta y la lleva hacia el piloto comandante de la nave, se nos revela que en ningún momento el objetivo de los primeros humanos que crearon el plan de escape de la Tierra, tenían el plan de volver, ya que ellos mismos programaron desechar toda su basura generada en la súper nave, a nuestro planeta.

Pero entonces, si en ningún momento el piloto comandante que creó el plan de regreso a nuestro planeta pretendía volver, ¿Por qué programaron los robot EVA con el fin de encontrar vida en el planeta azul?, ¿Por qué se crearon los robot Wall-e?

Estas son las única cuestiones por resolver en esta fabulosa película, llena de críticas sutiles pero tajantes, como lo inútiles que se vuelven las generaciones de humanos en las que los robots realizan acciones tan sencillas como acercar un refresco.

En conclusión es una película genial en la que hay momentos de tensión cuando se pretende recuperar la planta, momentos melancólicos cuando EVA se entera de que realmente Wall-e solamente precisaba su compañía y momentos emocionantes en los que la fe en el ser humano no se pierde por completo.