Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de karu:
9
Acción. Ciencia ficción Perseguido por su turbulento pasado, Mad Max cree que la mejor forma de sobrevivir es ir solo por el mundo. Sin embargo, se ve arrastrado a formar parte de un grupo que huye a través del desierto en un War Rig conducido por una Emperatriz de élite: Furiosa. Escapan de una Ciudadela tiranizada por Immortan Joe, a quien han arrebatado algo irreemplazable. Enfurecido, el Señor de la Guerra moviliza a todas sus bandas y persigue ... [+]
2 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
CANCIÓN DEL AUTOMÓVIL
A mon pégase l’automobile

¡Dios vehemente de una raza de acero,
automóvil ebrio de espacio,
que piafas de angustia, con el freno en los dientes estridentes!
¡Oh formidable monstruo japonés de ojos de fragua,

nutrido de llamas y aceites minerales,
hambriento de horizontes y presas siderales
tu corazón se expande en su taf-taf diabólico
y tus recios pneumáticos se hinchen para las danzas
que bailen por las blancas carreteras del mundo!
Suelto, por fin, tus bridas metálicas.., ¡Te lanzas
con embriaguez el Infinito liberador!
Al estrépito del aullar de tu voz…
he aquí que el Sol poniente va Imitando
tu andar veloz, acelerando su palpitación
sanguinolento a ras del horizonte…
¡Míralo galopar al fondo de los bosques!…
¡Qué importa, hermoso Demonio!
A tu merced me encuentro… ¡Tómame
sobre la tierra ensordecido a pesar de todos sus ecos,
bajo el cielo que ciega a pesar de sus astros de oro,
camino exasperando mi fiebre y mi deseo,
con el puñal del frío en pleno rostro!
De vez en vez alzo mi cuerpo
para sentir en mi cuello, que tiembla
la presión de los brazos helados
y aterciopelados del viento.
¡Son tus brazos encantadores y lejanos que me atraen!
Este viento es tu aliento devorante,
¡insondable Infinito que me absorbes con gozo…
¡Ah! los negros molinos desmanganillados
parece de pronto
que, sobre sus aspas de tela emballenada
emprenden una loca carrera
como sobre unas piernas desmesurados…
He aquí que las Montañas se aprestan a lanzar
sobre mi fuga capas de frescor soñoliento…
¡Allá! ¡Allá! ¡mirad! ¡en ese recodo siniestro!…
¡Oh Montañas, Rebaño monstruoso, Mammuths
que trotáis pesadamente, arqueando los lomos Inmensos,
ya desfilasteis… ya estáis ahogadas
en la madeja de las brumas!…
Y vagamente escucho
el estruendo rechinante producido en las carreteras
por vuestras Piernas colosales de las botas de siete leguas…
¡Montañas de las frescas capas de cielo!…
¡Bellos ríos que respiráis al claro de luna!…
¡Llanuras tenebrosas Yo os paso el gran galope
de este monstruo enloquecido… Estrellas, Estrellas mías,
¿oís sus pasos, el estrépito de sus ladridos
y el estertor sin fin de sus pulmones de cobre?
¡Acepto con Vosotras la opuesta,… Estrellas mías …
¡Más pronto!… ¡Todavía más pronto
¡Sin una tregua¡ ¡Sin ningún reposo
¡Soltad los frenos!… ¡Qué! ¿no podéis?…
¡Rompedlos!… ¡Pronto!
¡Que el pulso del motor centuplique su impulso!
iHurral ¡no más contacto con nuestra tierra inmunda !
¡Por fin me aparto de ella y vuelo serenamente
por la escintilante plenitud
de los Astros que tiemblan en su gran lecho azul!

- Filippo Tomasso Marinetti -

En esta oda al automóvil podemos apreciar las características más importantes del Futurismo, movimiento artístico italiano, fundado en 1909 por el poeta Marinetti y difundido a través del Manifiesto Futurista en el diario Le Figaro. El poema nos transmite una pasión sin medida por la máquina y la modernidad, ejemplificado aquí por el automóvil, pero también por la velocidad y la destrucción del pasado. La máquina avanza a un ritmo vertiginoso sobre los escombros del pasado, forjando un nuevo futuro, el del acero y el motor. El Futurismo fue un movimiento agresivo, con vehemencia y cierta dosis de irracionalidad fanática. Si la idea de progreso fue crítica para el movimiento Dadaísta, grupo que surge pocos años después, aquí es apología extrema:

“Declaremos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva; la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras… un automóvil rugiente, que parece correr sobre una estela de metralla, es más hermoso que la Victoria de Samotracia”.

Y es que para Marinetti progreso y velocidad van cogidas de la mano, ya que supone un continuo oxigenamiento del mundo, el cual debe llevarse a cabo por otra de sus idolatrías: la guerra.

“Queremos glorificar la guerra, única higiene del mundo, el militarismo, el patriotismo y el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas que matan y el desprecio a la mujer”.

El anarquismo maníaco que profesaba Marinetti, seguramente sería muy bien recibido por los habitantes del universo creado por George Miller en su saga cinematográfica Mad Max. Incluso podríamos imaginarnos al mismo poeta liderando a una de las bandas, con sus automóviles retrofuturistas y avanzando a gran velocidad por esas carreteras desérticas, que en antaño cruzaban grandes ciudades modernas. Marinetti encajaría a la perfección en ese mundo postapocalíptico, donde todo el mundo conduce sin miedo a la muerte sobre los escombros del pasado.

En Mad Max los coches ya no son simples vehículos para trasladarse de un lugar a otro, sino carros de combate, máquinas para la continua guerra, aunque en realidad estaríamos más bien hablando de pillaje y violencia gratuita. Aquí la guerra no entiende de normas, ni de ejércitos al servicio de países, aquí directamente no existen los estados o los gobiernos. Nos encontramos ante la más pura anarquía, donde el hombre avanza continuamente hacia la muerte con las manos en un volante. La violencia es lo único que funciona en ese mundo y lo único que lo renueva constantemente.

Puestos a comparar a Marinetti con alguno de los líderes tribales del universo de Mad Max, ¿podríamos compararlo también con su protagonista, Max? Pienso que no. Y es que nuestro antihéroe no ama la violencia, la velocidad desenfrenada o la muerte. Él es sólo un lobo estepario, traumatizado por su pasado y que se sirve de los medios que tiene a su alcance para vivir su día a día. No desea el mundo en el que vive, sino que se adapta a él. En cambio las bandas que pululan por doquier, sí que aman hasta la locura todo eso, por lo que Marinetti encajaría mejor con la personalidad de ellos (salvando las distancias y sólo desde una imaginativa comparación).

Continúa en;
https://sopadearte00.wordpress.com/2015/06/19/mad-max-fury-road-george-miller/
karu
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow