La tercera incursión de Ben en la dirección, tras las notables Adiós pequeña adiós y The Town, refuerzan el hecho indiscutible de que es infinitamente mejor director que actor. Y aunque en Argo demuestra limitaciones en su papel, no podemos mas que aplaudir su trabajo detrás de las cámaras.

Argo tiene fuerza, engancha, sabe pegarte a la butaca, y reparte en medidas porciones tensión, intriga, maneras de thriller y humor. Tiene secundarios de lujo que disfrutan con su trabajo como son el estupendo John Goodman, el siempre notable Alan Arkin y el emergente Bryan Cranston. El guión queda perfectamente implementado dentro de la historia real que cuenta, y excepto algunos momentos finales sobrantes y algún plano patriótico que bien podría haberse eliminado, resulta una más que digna opción en la cartelera del momento. Es más, me atrevo a decir que en el futuro una cinta dirigida por Affleck será sinónimo de calidad.

Viene a ser la confirmación de la calidad de Affleck como director, tras una carrera más bien discreta como actor. Confirma el dominio de los tiempos y los planos para crear la atmósfera deseada. Resulta un ejercicio fresco y atractivo y sabe rodearse de los elementos y los actores necesarios para además, tener empaque en cartelera.

No hace falta hacer una crítica excesivamente técnica o pararse a examinar con lupa los pormenores. Argo se sabe un buen film igual que Affleck lo sabe. El público sólo puede aplaudir tras verla o al menos salir satisfecho de la sala. Y yo, desde mi rincón en esta página en la que escribo desde hace años, sólo quiero unirme a ese aplauso y animar al bueno de Ben a seguir haciendo las cosas así de bien detrás de las cámaras. Sus periplos como actor pueden esperar.

Genial el grito de guerra: Argoderse.