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Voto de joseilo:
7
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Drama
El planeta ha sido arrasado por un misterioso cataclismo y, en medio de la desolación, un padre y su hijo se dirigen hacia la costa en busca de un lugar seguro donde asentarse. Durante el viaje se cruzarán con otros supervivientes: unos se han vuelto locos, otros se han convertido en caníbales. Adaptación de una novela de Cormac McCarthy, autor de "No es país para viejos". (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que piense que va a ver una película de accion, o una de aventuras, o un thriller, que se olvide. Aquí no hay nada de lo primero ni lo segundo, y el suspense está medido con cuentagotas, un par de pinceladas aquí y allá. La cinta que tenemos entre manos va más allá de eso partiendo de lo mínimo: un padre, un hijo, un carrito de supermercado con sus escasas pertenencias, la carretera por delante.
McCarthy propone -la adaptación es fiel, tanto en la forma (a pesar de esa voz en off, que, sin embargo, a mí me gusta) como en espíritu- Aguirresarobe dispone (la fotografía es soberbia, cinérea, el mundo ha muerto realmente y estremece verlo), Hillcoat manda con mano firme y ojo de maestro y Viggo Mortensen y el chico ejecutan. Cada vez es menos raro ver actores tan jóvenes que sean realmente buenos: éste lo es. Mortensen está más allá del elogio y firma una interpretación contenida y memorable.
Un padre y un hijo, decíamos. Dos personas puestas ante una situación extrema, llevadas al límite. Los escasos encuentros con otros supervivientes están dominados por el miedo, la desconfianza y el afán de supervivencia. Y sin embargo, está el fuego. El que lleva el niño, claro: mirada siempre asustada pero limpia, tabula rasa. La esperanza de un mundo desesperanzado, la palabra de un dios que parece haber abandonado al hombre. Ahí está, creo, el mensaje de McCarthy, que es el de la cinta.
McCarthy propone -la adaptación es fiel, tanto en la forma (a pesar de esa voz en off, que, sin embargo, a mí me gusta) como en espíritu- Aguirresarobe dispone (la fotografía es soberbia, cinérea, el mundo ha muerto realmente y estremece verlo), Hillcoat manda con mano firme y ojo de maestro y Viggo Mortensen y el chico ejecutan. Cada vez es menos raro ver actores tan jóvenes que sean realmente buenos: éste lo es. Mortensen está más allá del elogio y firma una interpretación contenida y memorable.
Un padre y un hijo, decíamos. Dos personas puestas ante una situación extrema, llevadas al límite. Los escasos encuentros con otros supervivientes están dominados por el miedo, la desconfianza y el afán de supervivencia. Y sin embargo, está el fuego. El que lleva el niño, claro: mirada siempre asustada pero limpia, tabula rasa. La esperanza de un mundo desesperanzado, la palabra de un dios que parece haber abandonado al hombre. Ahí está, creo, el mensaje de McCarthy, que es el de la cinta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cuando todo el mundo se ha dejado llevar, cuando el hombre es más lobo que nunca para el hombre y se ha abandonado incluso hasta llegar al canibalismo; cuando el miedo lo inunda todo, el niño es la luz, el fuego, el chaval de 12 o 13 años que tiene pesadillas porque aún sigue luchando.
El padre es otra cosa. No hay salvación posible para él más que a través de su hijo. Vemos los flashbacks de un pasado que le atormenta; su mujer (cobarde, sí, despreciable, pero las situaciones extremas también sacan lo peor de cada uno) se quita de en medio, pero él se niega a abandonar porque el chico está ahí y no se lo merece.
Vemos, también, la crudeza en su trato a los que se encuentra. "ya no sabes distinguir quiénes son los malos", le dice el chico, pero la lógica del padre supone su condena para salvar al chaval. También supone, realidad terrorífica e imposible de aceptar, tener que matar al chico, llegado el momento, para evitar males mayores. Estremecedora la escena en la que le enseña cómo tiene que dispararse en la boca si llegan "los malos".
Al final, los defectos de la película son los del libro: quizás demasiado descriptiva, siempre desasosegante pero brillante sólo a ratos. Y un final que todavía, muchos meses después de leer la novela, no sé si me gusta o no.
El padre es otra cosa. No hay salvación posible para él más que a través de su hijo. Vemos los flashbacks de un pasado que le atormenta; su mujer (cobarde, sí, despreciable, pero las situaciones extremas también sacan lo peor de cada uno) se quita de en medio, pero él se niega a abandonar porque el chico está ahí y no se lo merece.
Vemos, también, la crudeza en su trato a los que se encuentra. "ya no sabes distinguir quiénes son los malos", le dice el chico, pero la lógica del padre supone su condena para salvar al chaval. También supone, realidad terrorífica e imposible de aceptar, tener que matar al chico, llegado el momento, para evitar males mayores. Estremecedora la escena en la que le enseña cómo tiene que dispararse en la boca si llegan "los malos".
Al final, los defectos de la película son los del libro: quizás demasiado descriptiva, siempre desasosegante pero brillante sólo a ratos. Y un final que todavía, muchos meses después de leer la novela, no sé si me gusta o no.