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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
8
Drama A finales del siglo pasado, en un monasterio situado en las montañas del Magreb, ocho monjes cistercienses viven en perfecta armonía con sus hermanos musulmanes. Pero una ola de violencia y terror se apodera lentamente de la región. A pesar del creciente peligro que los rodea y de las amenazas de los terroristas, los monjes deciden quedarse y resistir. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva propuesta de Xavier Beauvois habla de hombres y de dioses, del huevo y la gallina, de la fe, la ideología y las personas. Filma con sumo cariño la rutina y rituales de unos monjes franceses que viven en un monasterio de la Argelia convulsa, una acción kamikaze que muchos describirían como poco cinematográfica. La película transcurre entre cánticos y diálogos enriquecedores, y el director trata a sus personajes con respeto, con la misma tolerancia y comprensión que demuestran los monjes: ellos, reunidos en una mesa de formas bíblicas, deciden y votan uno a uno si, tras una serie de asesinatos por parte de radicales musulmanes, deben abandonar o no sus tierras y volver a Francia.

Como agnóstico, De dioses y hombres propone la posibilidad de 'otra religión' que trabaje y vele por la comunidad, que esté al tanto de lo que se cuece en las calles, que viva su fe desde la más estricta humildad, sin sermones adoctrinadores ni falsas consignas. De dioses y hombres habla de la solidaridad entre seres humanos y para ello diseña una trama entre la calma de los rezos y la amenaza extramuros de una revuelta sanguinaria. Sabe, además, tratar a sus personajes con las medidas cuotas de heroicidad, intentando distanciarlos de los verdaderos monjes que, en el año 1996, fueron asesinados por causas que aún se desconocen.

De dioses y hombres es una reflexión sobre la moral, un ejemplo de tenacidad en tiempos de crisis (algo que convierte la película en una propuesta de rabiosa actualidad), una sutil historia que abre debates pero nunca ampollas. La prueba del oficio de Beauvois se demuestra a cada plano. La cámara filma las caras de los monjes de forma que cada uno goza de una personalidad reconocible, con sus miedos e inquietudes, y al mismo tiempo todos ellos forman un colectivo, una esencia, una unidad regida por el respeto y la democracia.

El compromiso, la firmeza y la elegancia del film se completan con un final poético, nada escabroso, nueva muestra de que la película es más un elemento de paz que un arma de fuego, una propuesta que titubea con el cine político, social y religioso para acabar fuera de toda etiqueta. Quizás Beauvois se excede en la duración de algunas escenas, pero De dioses y hombres tiene la fuerza de ese cine que no se olvida después de abandonar la sala. Ejemplo de excelente cine europeo que llega cada año, casi siempre desde Cannes, y casi siempre a cuentagotas, para recordarnos que el cine de verdad todavía no ha muerto: resiste, austero pero potente, como los monjes del film y la encrucijada moral que representan.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities, http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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