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Voto de Sines Crúpulos:
3
Bélico Chris (Charlie Sheen) es un joven e inexperto soldado norteamericano es enviado a la frontera entre Vietnam y Camboya para incorporarse a un pelotón, en pleno frente de batalla contra las tropas norvietnamitas. Además de la crueldad de la guerra, tendrá que sufrir las difíciles relaciones con sus camaradas... Oscarizada primera entrega de la trilogía de Stone sobre la guerra de Vietnam. (FILMAFFINITY)
16 de febrero de 2008
55 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo, personalmente, soy partidario de creer a ciencia cierta toda leyenda urbana. Mola más. Esta película, como toda cinta de la guerra del Vietnam que se precie de serlo, tiene las suyas.

Se conoce que Berenguer se metió tanto en su, por fin, primer buen papel, que cuando su hija pequeña lloraba en casa, le tapaba la boca y le decía: "Cállate. Cállate y aguanta el dolor. ¡Aguanta el dolor!". En fin, imagínense la situación.

Se dice también que a Charlie Sheen le tuvieron que avisar varias veces de que la película no era cómica sino dramática.

A parte de estas típicas anécdotas de películas bélicas, casi siempre engendradas en la imaginación psicotrópica del encargado en el rodaje de que las cervezas se mantengan frescas y de liar los petas, la película arranca y se mantiene un buen rato sin caer en el mayor de los ridículos, a pesar de esas cartitas que el prota le escribe a su abuela, es decir, a nosotros, los espectadores. Muy bien ahí el señor Oliver, muy sutil e ingenioso. Y muy gañán, el comecocos.

En cuestión de segundos el hijo de Martin Sheen pasa de torpe novato a hábil guerrero, mientras (1) y (2) desaparecen del mapa, quedando el filme a la deriva.
Entre Berenguer y seis pánfilos tipo Kevin Dillon tratan de mantenerlo a flote, porque el capitán Stone ya sólo está preocupado en sermonear y sermonear, como casi siempre.

En fin, si quieren disfrutar de la, seguramente, peor interpretación de la historia del cine, vean a Charlie Sheen desmayarse o enfadarse. Para chuparse los dedos.
Y aunque se ate un pañuelo rojo en plan Rambo, fume mirando al infinito y le manchen la cara de sangre, la cara de pringao no se la quita ni su padre de una hostia.

Total, película para disfrute de aquellos chavalines de los ochenta que se deslizaban de rodillas por el suelo para levantar las manos emulando el cartel y gritar: "yo estuve en Saigon".
Es decir: para frikis del sonido helicoidal.

A pesar de los actores, y de su dedicatoria final (spoiler), no le pongo un cero, pues como, supongo, bien afirmará algún corolario del Teorema #6, toda película de la guerra de Vietnam mola, por mala que sea.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sines Crúpulos
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