La banda de Rufus Buck (Elba) que se dedica naturalmente a los robos, es a su vez robada por la de Nat Love (Majors). El que roba a un ladrón ...
Todos son negros (y negras pues también tienen su representación femenina), lo mismo que el marshall Bass Reeves (Lindo) y el resto de habitantes de los pueblos donde se desarrolla la acción.
Todos visten impecablemente, siempre de punta en blanco con vestidos de todos los colores. Lo mismo que las pistolas, doradas o niqueladas pero brillantes.
¿Todos? No, todos no. Hay un único pueblo donde todos sus vecinos son blanquitos, lo mismo que las casas y las calles que son de una albura impecable, como las ropas que visten hombres y mujeres. Todos de punta en blanco.
¿El argumento? Exactamente dos líneas le dedica la sinopsis de FA. No hace falta más. Uno de tantos enfrentamientos entre bandas.
¿Guion? Incomprensible. Como incomprensibles resultan los diálogos en medio de una banda sonora que aplasta con sus decibelios cualquier atisbo de entender lo que se habla. No creo que nos hayamos perdido gran cosa. En uno de ellos hemos acertado a escuchar: "He visto a Rufus y es un diablo. -El diablo es blanco". Al menos nos sirve para titular la reseña.
Entre la multitud de personajes, todos negros, y lo mal que se escuchan las conversaciones, nos hemos perdido un poco. Hay también algún gracioso, no podía faltar, como el que vacila al marshall: "Siempre que hay un robo estoy en Texas ... salvo cuando roban en Texas".
Imitación a Tarantino dicen algunos. Y es verdad, al menos nos recuerdan su "Django encadenado" las muelas de oro que le salta a uno el tal Rufus, o su propio carromato que explotará en un momento dado. También huele un poco a Leone cuando Rufus contempla desde su ventana acristalada allá al fondo frente a la iglesia a Nat a través de una especie de mira telescópica.
¿La dirección? Parece que solo le preocupan los aspectos formales de los paisajes, ambientación, fotografía, color, pues la cinta resulta larguísima, lenta y pesada. Pero sobre todo fría.
Tampoco nos ha gustado un pelo el actualismo del vocabulario que utiliza por la jerga juvenil que se gasta. Un guiño descarado al mercado al que parece dirigirse.
Película de actores negros, excelentes intérpretes, con una desagradable pelea entre mujeres en una fábrica de tintes en medio del colorido de las telas puestas a secar en los tendederos.
Cinta regular que no recomendamos mucho.