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Voto de Ro_Sauron:
7
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/7.png)
7,8
4 886
Drama
Andrei Gorchakov, un poeta ruso, recorre Italia en compañía de Eugenia con la intención de investigar la vida de un compositor del siglo XVI sobre el que está escribiendo. En su viaje se encontrarán con el apocalíptico Domenico. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo ser muy objetiva: esta película es bastante insufrible, pero necesaria.
Se dice que el cine de Tarkovsky es poesía y no se equivocan. El ritmo de la poesía no va a la misma velocidad que el de la vida real, y podemos afirmar que Tarkovsky se toma su tiempo.
Todo tiene una finalidad, a pesar de su transcurso lento. Este es cine de imágenes y metáforas, de escenas teatrales en donde los edificios y la naturaleza tienen tanto, o más protagonismo que los humanos.
El uso de la música me llamó la atención bastante. Es una película de 1983 y reconozco esa "ranciedad" típica de la época en las melodías de la banda sonora, pero Tarkovsky me sorprende con el uso de sintetizadores - e incluso un par de "scratch" - en un par de ocasiones. Crea disrupción y violencia, y es altamente efectivo.
El foco de la trama es la nostalgia. Principalmente se busca mostrar el sufrimiento que causa ese sentimiento para el que algunos idiomas tienen palabras propias ("nostalgia de casa"), morriña, Heimweh, homesickness... Sin embargo, Tarkovsky amplía esta idea y la extiende a la soledad de la humanidad, a la desconexión con la naturaleza, con la patria propia incluso cuando se está dentro de ella, con el desamor, con el vacío existencial.
Se dice que el cine de Tarkovsky es poesía y no se equivocan. El ritmo de la poesía no va a la misma velocidad que el de la vida real, y podemos afirmar que Tarkovsky se toma su tiempo.
Todo tiene una finalidad, a pesar de su transcurso lento. Este es cine de imágenes y metáforas, de escenas teatrales en donde los edificios y la naturaleza tienen tanto, o más protagonismo que los humanos.
El uso de la música me llamó la atención bastante. Es una película de 1983 y reconozco esa "ranciedad" típica de la época en las melodías de la banda sonora, pero Tarkovsky me sorprende con el uso de sintetizadores - e incluso un par de "scratch" - en un par de ocasiones. Crea disrupción y violencia, y es altamente efectivo.
El foco de la trama es la nostalgia. Principalmente se busca mostrar el sufrimiento que causa ese sentimiento para el que algunos idiomas tienen palabras propias ("nostalgia de casa"), morriña, Heimweh, homesickness... Sin embargo, Tarkovsky amplía esta idea y la extiende a la soledad de la humanidad, a la desconexión con la naturaleza, con la patria propia incluso cuando se está dentro de ella, con el desamor, con el vacío existencial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El protagonista, Andrej Gorchakov, es un exiliado ruso que ha dejado a su familia atrás y que persigue a otro exiliado artista que tiene el mismo sentimiento de nostalgia que él (se escriben correspondencia). Asimismo, Gorchakov tiene una amante italiana por tener, porque no la quiere y eso es evidente, hasta el punto en el que ella se cabrea y lo abandona (no la culpo, su amante se ha tirado 20 minutos mirándose a un espejo).
Hay ciertas imágenes poderosas (y alguna excesiva en metraje), como la de Gorchakov paseándose por unas ruinas inundadas manteniendo una vela encendida, como si fuera la llama de su propia vida. Esto lo hace en favor de un hermitaño, Domenico, "el loco del pueblo", que en su día tuvo encerrada a toda su familia dentro de su casa durante 7 años "porque quería protegerlos del fin del mundo". Finalmente lograron escapar y abandonarlo.
La segunda escena interesante es la del suicidio de Domenico en medio de la Piazza del Campidoglio en Roma. Da un discurso digno de Zaratustra, declarando que el mundo ha llegado a su fin, ya no hay grandes maestros, ya no podemos convivir entre nuestro cuerpo y la mente. Tanto él como el personaje de la amante de Gorchakov, Eugenia, mencionan la libertad: ¿para qué sirve si no sabemos qué hacer con ella?
Se dice que Tarkovsky no era mucho de expresar sus ideas políticas, pero yo creo ver más allá de lo que el nombra como nostalgia. Parece un director sumido en el dolor de la contradicción de haber vivido entre dos mundos, el comunista y el capitalista.
"La sociedad debe unirse de nuevo, no fragmentarse" dice Domenico.
"¿Qué solución sugieres para (que entendamos las obras en otros idiomas?)" pregunta Eugenia.
"Que dejen de existir las fronteras políticas" le responde Gorchakov, hastiado.
Comienza la película con "Kumushki", de Olga Sergeeva, y es con esta misma canción con la que cierra la última escena. Se dice que Tarkovsky era un "tradicionalista". Eso creo yo también. Tan defensor de la particularidad de la cultura rusa que desconfiaba totalmente de las traducciones literarias. Estaba convencido de que un italiano no podía entender a Dostoievsky de la misma forma en que un ruso jamás comprendería a Dante. Discrepo totalmente, pero hablamos de un señor muy escéptico con todo, y al mismo tiempo un romántico, como los nacionalistas del siglo XVIII. Imaginaros la contradicción.
Gorvachov aguanta paseando con su vela tanto tiempo como Tarkovsky le permite, hasta que finalmente se derrumba.
Eugenia nos dice que sale con un nuevo hombre y que es feliz, pronto se irán a la India. Mira a la cámara y sus ojos siguen tristes, como los de la esposa que Gorchakov ha dejado atrás.
Domenico y Andrej son unos incomprendidos, uno "lleno de fe", el otro falto de ella. Ambos se miran al espejo: uno encerró a su mujer y sus hijos, el otro abandonó a los suyos sin pena alguna. A pesar de proclamarse en pos de la verdad y la solidaridad, se convierten en hermitaños que alejan a todos aquellos a los que aman de su lado.
Nadie adopta al pastor alemán.
Hay ciertas imágenes poderosas (y alguna excesiva en metraje), como la de Gorchakov paseándose por unas ruinas inundadas manteniendo una vela encendida, como si fuera la llama de su propia vida. Esto lo hace en favor de un hermitaño, Domenico, "el loco del pueblo", que en su día tuvo encerrada a toda su familia dentro de su casa durante 7 años "porque quería protegerlos del fin del mundo". Finalmente lograron escapar y abandonarlo.
La segunda escena interesante es la del suicidio de Domenico en medio de la Piazza del Campidoglio en Roma. Da un discurso digno de Zaratustra, declarando que el mundo ha llegado a su fin, ya no hay grandes maestros, ya no podemos convivir entre nuestro cuerpo y la mente. Tanto él como el personaje de la amante de Gorchakov, Eugenia, mencionan la libertad: ¿para qué sirve si no sabemos qué hacer con ella?
Se dice que Tarkovsky no era mucho de expresar sus ideas políticas, pero yo creo ver más allá de lo que el nombra como nostalgia. Parece un director sumido en el dolor de la contradicción de haber vivido entre dos mundos, el comunista y el capitalista.
"La sociedad debe unirse de nuevo, no fragmentarse" dice Domenico.
"¿Qué solución sugieres para (que entendamos las obras en otros idiomas?)" pregunta Eugenia.
"Que dejen de existir las fronteras políticas" le responde Gorchakov, hastiado.
Comienza la película con "Kumushki", de Olga Sergeeva, y es con esta misma canción con la que cierra la última escena. Se dice que Tarkovsky era un "tradicionalista". Eso creo yo también. Tan defensor de la particularidad de la cultura rusa que desconfiaba totalmente de las traducciones literarias. Estaba convencido de que un italiano no podía entender a Dostoievsky de la misma forma en que un ruso jamás comprendería a Dante. Discrepo totalmente, pero hablamos de un señor muy escéptico con todo, y al mismo tiempo un romántico, como los nacionalistas del siglo XVIII. Imaginaros la contradicción.
Gorvachov aguanta paseando con su vela tanto tiempo como Tarkovsky le permite, hasta que finalmente se derrumba.
Eugenia nos dice que sale con un nuevo hombre y que es feliz, pronto se irán a la India. Mira a la cámara y sus ojos siguen tristes, como los de la esposa que Gorchakov ha dejado atrás.
Domenico y Andrej son unos incomprendidos, uno "lleno de fe", el otro falto de ella. Ambos se miran al espejo: uno encerró a su mujer y sus hijos, el otro abandonó a los suyos sin pena alguna. A pesar de proclamarse en pos de la verdad y la solidaridad, se convierten en hermitaños que alejan a todos aquellos a los que aman de su lado.
Nadie adopta al pastor alemán.