Se apagó su luz. Pero siempre nos quedará su humor, simpatía e inocencia de sus personajes que cautivó tanto a niños como a mayores. La serie de El chavo del ocho es la producción más exitosa de Chespirito, que pese a repetir los mismos gags durante varias temporadas no aburrió a la audiencia. Millones de personas del mundo latinoamericano e hispano se encariñaron con una serie de frases y palabras inolvidables, pero sobre todo con una curiosa y sin igual vecindad. No existe ningún personaje desaprovechado, pues se exprimen sus capacidades humorísticas y paródicas al máximo. Todos aportan algo diferente al resto y en sus interacciones diarias se crean situaciones divertidas, de mucho enredo y de confusión que garantizan un rato de entretenimiento muy efectivo. Es más, algunos como el gran Ramón Valdés se comportaron de una forma tan natural que en ocasiones se confundía personaje real con interpretado.

Han pasado muchos años, pero los actores que aún viven como Carlos Villagrán o Florinda Meza no olvidan sus interpretaciones y en algunas ocasiones han recordado las mismas, volviéndose a poner en la piel de aquellos tiernos personajes en algunos espacios televisivos de México.

Algunos de los lemas inmortales:

- "Fue sin querer queriendo"
- "Es que no me tienes paciencia"
- "Todo lo que tienes de bruto lo tienes de bruto"
- "Tenía que ser el Chavo del Ocho"
- "Y la próxima vez..."
- "Vámonos Quico, no te juntes con esta... ¡chusma!"
- "No puedo pagarle la barriga, señor renta"

Que Dios te tenga en su gloria, Chavito. Saluda a Ron Damón y a la bruja del 71.