Preciosa historia protagonizada por Robin Williams que, sin embargo, realmente no ejerce como actor principal sino que es el "capitán" de un grupo de adolescentes de un internado. Los personajes sobre los que recae el peso del guión se enfrentan a la monotonía, severidad y falta de libertad y de cariño que sienten por culpa tanto de los profesores como de sus propios padres, que les restan esperanzas, autoestima e ilusiones. Son jóvenes, pero sus interpretaciones son muy acertadas y especialmente a los adolescentes sus vivencias transmiten muchos mensajes y valoraciones sobre la educación tanto desde el punto de vista institucional como familiar.

John Keating se convierte en un revolucionario profesor y sobre todo muy bonachón, de manera que Williams se convierte sin duda en el mejor que podía encarnarlo con su inolvidable sonrisa. La filosofía del carpe diem que enseña a sus alumnos es lo que impregna toda la película y que sin duda nos hace reflexionar mucho y entender que en esta corta vida más vale aprovecharla al máximo y en todos sus momentos. Pero sobre todo comenzando por ser feliz uno mismo y aprender a ser valiente y a tomar sus propias decisiones, de la índole que sea. Porque nada ni nadie se puede interponer en nuestros sueños, relaciones y aspiraciones.

En resumen, es una película redonda que finaliza con una emotiva conclusión. Recomiendo su visionado y para todos los públicos porque es una obra que aporta mucho.