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Voto de AlvaroFaure:
8
Thriller. Intriga. Terror Un idílico pueblo se ve conmocionado cuando Aubrey Fleming (Lindsay Lohan), una prometedora y brillante estudiante universitaria, es secuestrada y torturada por un sádico asesino en serie. Cuando consigue escapar, la traumatizada joven recobra el conocimiento en el hospital e insiste en que ella no es quien piensan que es, y que la verdadera Aubrey sigue en peligro de muerte. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2021
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Agradezco haber sabido identificar a los pocos minutos que esto no pretendía tener ningún sentido y así no haberme involucrado demasiado en la resolución de un misterio que decepcionará y desesperará a cualquiera que acuda a su desenlace con la expectativa de una conclusión sorprendente que explique cosas y rellene todos los huecos de manera lógica y dentro de los límites de lo razonable.

Siempre digo se puede juzgar la importancia que da un director a un aspecto por el esfuerzo que le dedica. Cuando se hace evidente desde el principio, a través de una serie de pistas relativamente claras e inequívocas, quién es el asesino de lo que se supone que es un misterio en torno a eso, y no hay ningún empeño en hacerte dudar en ese aspecto o en sugerirte diferentes hipótesis, es fácil suponer que realmente resolver el misterio del asesino no es el objetivo de la película, sino un mero vehículo.

Si esta película tiene algún objetivo concreto, no creo que se encuentre realmente en el terreno del relato convencional, que es completamente ridículo de la manera más clara e intencionada posible (y que desde luego hará las delicias de toda la gente dotada para ser capaz de detectar las miles de incoherencias y sinsentidos de los que claramente el autor nunca es consciente), sino, como en la mayoría de estos casos, en la creación de una experiencia, la reformulación de ciertos aspectos formales y la contraposición de algunas ideas interesantes, que se sienten claramente como el punto de partida de una película decididamente caótica que vive sobre la cuerda floja, equilibrando lo ridículo con lo fascinante, lo ingenuo con lo lúcido y lo torpe con lo brillante la mayor parte del tiempo.

Se me haría bastante difícil de creer que Chris Sivertson no fuese un absoluto fan de Argento, De Palma y Lynch (al menos de Twin Peaks) porque, en la manera en que reescribe sus códigos y se apropia de muchos elementos de su imaginario (alguna vez no exactamente con los mejores resultados), no solo hay poco o ningún disimulo, sino que hay también un enorme entendimiento de lo que hace grandes a estos autores y una gran voluntad de no simplemente imitar sus ideas de forma y contenido, sino de readaptarlas a una obra nueva con personalidad propia, que se sirve de estas fórmulas para llevar más lejos su exploración narrativa y formal –hay un uso del digital muy interesante y único aquí, por ejemplo, entre otros muchos grandes logros– en lugar de para simplemente absorberlas y no ser más que un pastiche de otras grandes obras.

En honor a la verdad, Sivertson no es ninguno de estos autores y ni siquiera les anda cerca –de hecho, tengo la intuición de que esta película es más una feliz casualidad, esos casos en los que por gracia divina, de pronto, todo sale bien y funciona, antes que una gran obra más dentro de una filmografía brillante o algo así, aunque todo hay que verlo–, pero sí comparte con ellos y con muchos de los grandes y auténticos maestros del cine de género la valentía y la pasión por sacar adelante películas vivas, imaginativas y emocionantes llevando a nuevos lugares la exploración del medio a sabiendas de que la gran mayoría de las veces se desecharán sus esfuerzos bajo la etiqueta de cine torpe de entretenimiento o algunos de los prejuicios del estilo que continúan reforzando la idea de que el buen cine es solo una cajita muy pequeña limitada por parámetros un poco extraños.

Con lo fácil que es darle una pátina de falsa trascendencia realista a este tipo de obras, mantener cierta distancia con el material y elaborar la enésima película impersonal, vacía y perecedera, a mí me parece increíblemente encomiable que un cineasta decida embarcarse en un delirio semejante, paseando sin ningún tapujo sus influencias y comprometiéndose con total honestidad hasta el final con un completo sinsentido que podría pasar por el más febril episodio de CSI, sin sacrificar en ninguno de sus aspectos nada de la esencia de una película increíblemente oscura e irónica, entre lo pretendidamente confuso y lo abiertamente angustiante, que culmina con el plano que cristaliza toda su fantasía en el que por primera vez en todo el metraje conviven en un instante lo hermoso y lo aterrador, lo cautivador y lo terrorífico, lo bello y lo siniestro.
AlvaroFaure
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