Alocados adultos que reciben la visita de una maleducada Zazie. Zazie, como la Paloma de "L'élegance du hérisson" sabe perfectamente qué mueve a los adultos: el sexo, el poder, el dinero, la fama,... todas cosas que a ella, de momento, no le preocupan. Ella tiene bastanta con viajar en metro y disfrutar de su visita a la tour Eiffel.

Los comentarios corrosivos de esta niña ponen al descubierto todo tipo de bajezas de los adultos que la rodean, empezando por su madre -que después de matar a su esposo que se emborrachaba porque no podía soportar que no lo quisiera, no sólo no es acusada sino que se hace famosa en las páginas de sucesos por darle su merecido a un alcohólico- y acabando por la viuda que el azar pone en su camino.

Esta película me ha recordado, sí, a Tati, por lo cercano de los tipos -el zapatero, el gendarme, el tabernero-, a la estética del cine mudo en sus cámaras rápidas y en su guerra de platos de espaguetis con salchichas y, por último, me parece un precedente de "Amélie" con quien la protagonista guarda ciertos paralelismos -pelo corto, sonrisa pícara, vive lejos de la familia y hasta lleva un jersey rojo.

Además, recorre las galerías Vivienne -deliciosas-, un mercado parecido a le marché aux puces y gira y gira tanto bajando las escaleras de la tour Eiffel que el pobre taxista después conduce haciendo círculos.

Lo mejor: las observaciones de Zazie y la manera de plasmar los tópicos, como en una opereta.