Esta película es otro de esos debuts que merecen ser enmarcados de por vida. Benito Zambrano hace gala de una sensibilidad y una sencillez increíbles, aunque no deja de lado la crudeza de una vida marcada por una padre poco padre, y una madre con demasiada bondad en su interior. El trabajo actoral es sensacional, de hecho esta es una clara película de actores, en donde estos tienen la oportunidad de lucirse desde la más pura humildad. De hecho, el que no sienta nada por dentro al escuchar alguna de las conversaciones que mantienen Ana Fernández y su anciano vecino, es que definitivamente, no tiene sangre en las venas.
Gran película con sabor andaluz.