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Argentina Argentina · Benito Juarez
Voto de fermillo:
10
Drama. Comedia A Woody Grant, un anciano con síntomas de demencia, le comunican por correo que ha ganado un premio. Cree que se ha hecho rico y obliga a su receloso hijo David a emprender un viaje para ir a cobrarlo. Poco a poco, la relación entre ambos, rota durante años por el alcoholismo de Woody, tomará un cariz distinto para sorpresa de la madre y del triunfador hermano de David. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he tenido debilidad por el cine de Alexander Payne. La gran mayoría de sus películas están dotadas de una gran dosis de humanidad en historias tan reales que perfectamente podrían ser reales y con personajes rebosantes de humanidad, con sus triunfos y miserias a cuestas. Esta road-movie familiar es la película más emotiva, divertida e inteligente que he visto en los últimos meses. Una maravilla fílmica que brilla en su puesta en escena (sí, con ese blanco y negro que aporta el ambiente preciso a la historia), en la terura de sus personajes y, sobre todo, en el ingenio de un guión que te provoca una sonrisa de principio a fin.
Nebraska habla de la familia Grant y, con cada nuevo miembro que conocemos, más nos enganchamos a su círculo. Pero el protagonista de esta aventura es Woody, un anciano alcohólico que sufre algún tipo de demencia y que se empeña en viajar hasta Lincoln, en Nebraska, para cobrar el millón de dólares que una sospechosa carta le asegura que ha ganado.
La carta, por supuesto, es falsa, un timo más con el que una empresa espera conseguir suscripciones a sus revistas. Pero Woody hace oídos sordos a las advertencias y las súplicas de su mujer e hijos y logra convencer al pequeño de ellos para que le acompañe en el estrambótico viaje. El hijo, a quien da vida un convincente Will Forte, acepta con la iusión de pasar más tiempo junto a un padre que apenas conoce, y, al final, lo que parecía ser una road-movie en busca del millón de dólares se transforma en una road-movie en busca de la paz familiar, de la comprensión del otro y la aceptación de que las cosas no siempre se pueden cambiar.
A diferencia de muchísimas otras road-movies o melodramas de rencillas familiares, el guión de Bob Nelson se salta todos los tópicos que encuentra por el camino, como podrían ser los celos entre hermanos, un romance de carretera o una sorpresa relativa al millón de dólares. Así, se las ingenia para contarnos una historia distinta, lo cual, en estos días, se agradece.
Con un guión tan brillante, era difícil que Alexander Payne, rey de las comedias melodramáticas, no realizara una buena película. Pero es que su trabajo al frente del proyecto convierte lo que podía haber sido una simple buena película en una auténtica joya del séptimo arte que hoy alabamos y que dentro de unos años seguiremos recordando.
Alexander Payne se toma su tiempo para que conozcamos a los personajes, nos deleita con alguna que otra bonita imagen de los paisajes de 'Nebraska' (excelente la fotografía de Phedon Papamichael) y, sobre todo, le da a la historia el ritmo pausado que tienen las rutinarias vidas de los protagonistas.
En 'Nebraska' no caben las prisas por abrir y cerrar un diálogo ni sobran las escenas aparentemente intrascendentes. Todos los personajes tienen relevancia en un momento u otro, como en la vida real, y las grandes hazañas no suceden de un día para el siguiente, sino que se van fraguando con tiempo y en situaciones anodinas.
'Nebraska' tiene fuerza narrativa y visual, pero no resultaría tan memorable sin el buen hacer de sus actores. Bruce Dern ganó una merecida Palma de Oro en el último festival de Cannes por meterse en la piel del ilegible Woody Grant; el cómico Will Forte demuestra que puede cargar con el peso de un drama sobre sus hombros; y June Squibb hace de Mrs. Grant una mujer adorable y robaescenas
Ingeniosa, emotiva, preciosa... 'Nebraska' es, ante todo, una película imprescindible que todo el mundo debería ver. No sólo para despertar el sinfín de sensaciones que provoca el filme de Alexander Payne, sino también para recordar cómo se hacen las obras maestras del cine.
fermillo
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