Si bien Balram, de casta baja, de niño obtiene una beca para estudiar en Nueva Delhi, debido a la muerte de su padre, debe rechazarla para ganar dinero como trabajador del carbón y ayudar a su familia.
Sin embargo, es inteligente en el sentido callejero. Aprende a conducir y consigue un trabajo mintiendo, afirmando que ha sido conductor profesional durante años. A lo largo de la película, la familia de su jefe le recuerda constantemente su rango de casta inferior, y lo ridiculiza por ello.
Como dice Balram, "En los viejos tiempos, cuando la India era la nación más rica de la Tierra (antes de los 200 años de dominio británico), había mil castas, en estos días solo hay dos".
Sus experiencias como conductor y sirviente dicen mucho sobre el grado en que ha sido explotado, desde ser golpeado hasta ser obligado a asumir la responsabilidad por el accidente de otra persona. Sin embargo, sin nada que perder, Balram decide rebelarse contra el sistema.
"Para los pobres, solo hay dos formas de llegar a la cima: el crimen o la política"
El guion se esfuerza por retratar las barreras de clase y religiosas comparando la experiencia de Balram con la multitud privilegiada de la capital, resulta incómodo para el ojo occidental ver las escenas que pretenden retratar la situación de las mujeres las cuales chocan bastante.
Pase lo que pase, al final de la película, todavía simpatizamos con Balram, quien, aunque es un criminal, es producto de sus circunstancias.