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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
2
Romance. Comedia Eva (Julia Louis-Dreyfus), una madre divorciada que trabaja como masajista, ve con temor la inminente partida de su hija a la universidad. Al mismo tiempo que tiene un idilio con Albert (James Gandolfini), un hombre dulce y divertido que también padece el síndrome del "nido vacío", hace amistad con Marianne (Catherine Keener), una clienta que es poetisa. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2014
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Varias cosas me llaman la atención de “Sobran las palabras”. En primer lugar, no sé desde cuándo no veía un largometraje que se sustentara en una mera anécdota y que podía haber quedado mejor encajada en un cortometraje, por una mera cuestión de tiempo. Otra cosa es si revestía de antemano interés para llevarlo a cabo como cortometraje, que tampoco. Otra de sus curiosidades es que la estupenda Catherine Keneer sea como una especie de “musa” para Nicole Holofcener, autora del guión y directora, con la que ha trabajado en cinco largometrajes anteriores, los cuales a fecha de hoy desconozco, alternando estos trabajos con la televisión, dirigiendo capítulos de “A dos metros bajo tierra” (quién lo diría) o de “Sexo en Nueva York” (que eso sí le pega más). Supongo que a Catherine Keneer le habrá movido la amistad para aceptar el guión de “Sobran palabras”, así como al resto del reparto, muy buenos actores todos, pero sin posibilidad de lucirse, por culpa de unos personajes a los que les hace falta no solo un hervor, si no madurez y sobre todo interés. Esta comunidad de seres aldeanos, bastantes aburridos, prejuiciosos y lerdos, que hablan de memeces, poco dotados para la sinceridad y con bastantes miedos, habría quedado mejor si hubiera sido interpretada por jóvenes aún menores de edad. El reparto completo está fuera de casting ya que la película entera carece de verosimilitud, y todo se remedia con gestos de ser entrañables y sonrisitas que acaban hastiando, aunque sean tan agradables como la de Julia Louis- Dreyfus. El resto es simplemente funcional, como su dirección, no reviste ninguna importancia. Y parece que la moda se extiende, esa moda a la que tienden los grandes estudios para “enmascarar” a través de sus filiales o sucursales estos subproductos como cine independiente, cuando realmente se trata de productos casi televisivos, y no de “prime time” si no de altas horas de la madrugada. La música sigue también esa línea de punto entrañable, ideal para escuchar en el trayecto de una excursión mientras disfrutamos del paisaje, y es de lo poco conseguido, ya que al menos apoya la intención del film. Y es que a fin de cuentas en “Sobran las palabras” (cosa que es verdad, le sobra muchísima cháchara) no hay casi conflictos, sean internos o por circunstancias, todo se desarrolla con tedio y demasiada parsimonia. Aunque pueda parecer que políticamente es correcta no es así, ya que puede ofender, de entrada a cualquier mujer que se considere escritora, no por lo increíble y mustio que pueda ser el personaje de la poetisa, sino porque parece mentira que sea una mujer quien haya escrito estos personajes tan insulsos, sobre todo los femeninos. A lo mejor viéndola en la tele no molestará a algunos, pero pagar por verla es insultante, y tampoco creo que pueda llegar a interesar a un público asiduo al buen cine. Y ya le vale a los “críticos” que la recomiendan, así tendrán la mentalidad que tienen cuando no les chirría nada y participan de ella. Realmente creo hubiera pasado más desapercibida aún de no haber sido por tratarse una de las últimas actuaciones del desaparecido James Gandolfini.
Maggie Smee
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