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Tajikistan Tajikistan · Barcelona
Voto de Halbarro:
9
Drama Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Ella contrata como abogado defensor a Paul Biegler (James Stewart), un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. (FILMAFFINITY)
18 de octubre de 2006
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta extraño que en un drama jurídico de esta índole no sea la verdad lo que se persigua, que no tenga importancia la culpabilidad o la inocencia del acusado. Otto Preminger nos muestra un proceso judicial en el que los envueltos parecen mentir en todo momento. Lo que nos muestra este filme es otro aspecto de los juicios.

Es el juego del Derecho lo que se sugiere en esta historia, todo gira entorno del día del juicio (como si fuera un evento deportivo) y sobre como se enfocará la defensa ese mismo día. En varios momentos de la película podemos observar este espíritu: En un momento del juicio, el fiscal se interpone físicamente entre el abogado (James Stewart) y el acusado (a quién esta interrogando) lo que refleja la dependencia de éste respecto a su defensor. En varios momentos del mismo juicio James Stewart (un abogado novato en un caso semejante, una persona sarcástica e incluso vulgar durante el juicio) se refiere a la acusación como "Gigantes del Derecho" haciendo referencia a la gran valía de los hombres que la forman (como si fueran unos oponentes con quienes es duro batirse). Prácticamente todo el filme gira en torno a este juego de verdades y mentiras, de dudas, de tartamudeos y de miradas que reflejan lo que más se puede acercar a lo que es verdad o no. El juez toma el papel de amo de la sala y en varios momentos del juicio enuncia un: "el jurado no tendrá en cuenta lo dicho" algo a lo que la correcta fotografía de la película da cierta importancia con un juego de planos medios que acentúan lo dicho por el juez. Las continuas estrategias de la acusación y la defensa para hacerse con el jurado tienen que ser desbaratadas por el bando opuesto: James Stewart trata de ganarse la simpatía de los doce hombres que forman el jurado a lo que el fiscal responde con una serie de preguntas al acusado acerca de su pasado violento. Se podría afirmar de forma vulgar que es un "tira y afloja" entre los protagonistas del juicio.

El papel de la música es importantísimo para la trama y el desarrollo del filme. El jazz compuesto exclusivamente para la ocasión actúa en prácticamente toda la película de un modo muy presente y ambiental, lo que acentúa las secuencias ya de por sí excelentemente interpretadas por James Stewart, Ben Gazzara... Los demás factores cinematográficos no tienen un papel tan importante como el guión o la música pero la fotografía también es correcta y ayuda (sobretodo durante el juicio) a dar sentido a algunas de las excelentes citas que se hacen.

En definitiva, podemos afirmar que Anatomía de un asesinato es una de las películas jurídicas más importantes del siglo XX (fue nominda a siete oscars de la academia, de los que no se llevó ninguno, ya que ese mismo año fue el de Ben-Hur, que ganó once) y revolucionaria en algunos aspectos.
Halbarro
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