Tres cosas resultan obvias. La primera es que Michael Giacchino ama el terror clásico tanto como Stephen Sommers, y que a los dos les pirra la idea de enfrentar a los monstruos -los reales y los que lo parecen- y echarles encima a un puñado de cazadores en añejo B/N.
Lo segundo, y lo que diferenciaría a Sommers y los Estudios Universal de Michael Giacchino y Disney "tanto monta, monta Marvel" es que al segundo sí que le otorgaron manga ancha (entiéndase la anchura a nivel creativo, que no de duración) para hacer lo que quiera y como quiera no conformándose con un escueto prólogo.
La tercera es que al compositor de la música más perdurable y pegadiza de Star Trek en este siglo -la de las tres últimas películas- le aventuro, y en principio no veo razones para equivocarme, una carrera como director con mayor proyección de futuro que la de su colega John Ottman (sin casi continuidad desde 'Leyenda Urbana 2').
No he dicho nada del tipo de actor de pura raza camaleónica que es un trastornado, oscuro e insondable Gael García Bernal sufriendo trastornos capilares al caer la noche porque eso es de dominio público. Y eso ni siquiera lo altera la ambiguedad que vuelve más ladino y extrovertido a su personaje a medida que lo conocemos y, sobre todo, interactúa con una Laura Donnelly que hace del cinismo enérgico, carismático y rudo su sayo.
A Hugh Jackman y Kate Beckinsale se les habrán puesto los dientes largos de envidia. Y con razón.
Una serie para estos dos, por favor. Me da igual si es en B/N, en color, en sonido mono o muda
¡Ah, y que salga Ted!