Vale, puede que sea más mala que un dolor de huevos. Pero la que fuera antepenúltima aportación a la filmografía del productor de explotación y cine erótico Jack Bravman como realizador goza de un valor cinéfilo y antropológico inestimable. Porque 'Zombie Nightmare' sirvió para constatar que en 1986 al ex caballero oscuro más yeyé Adam West poco le quedaba por hacer salvo aferrarse a un clavo ardiendo en lo profesional. Que la buscadora de tesoros más popular de Honolulu -o tal vez la única- Tia Carrere buscaba alguna forma de asomar su belleza por la pantalla tras haber participado en un talent show para, no mucho después, ser descubierta por uno de los productores de esto al reconocerla en la verdulería (¡!). Pero por encima de estos pormenores, ésta es la película que me ha ayudado a comprender por qué Shawn Levy decidió abandonar la interpretación -es probablemente el villano más repelente y ahostiable del terror de serie B- para pasarse a la dirección de divertidas basuras tan reconociblemente inocuas como el remake de La Pantera Rosa, Acero puro, trilogía Noche en el Museo, Doce en Casa y su secuela, Gordo mentiroso, Free Guy, etc
Y por descontado, destaco que esa deidad entre mortales, fisioculturista e insigne frontman de la banda de heavy metal que adopta su único apellido no terrenal, Jon Mikl Thor, comparte protagonismo delante de la cámara con los susodichos interpretando -a pachas con el stuntman Peewee Piemonte- a un joven sano y modélico que vuelve de la tumba al ser atropellado por unos gamberros con los que cobrará venganza.
Ni que decir tiene que la BSO -producida por el propio Thor- es bastante más atractiva que la propia película, cuajándola de temazos de Pantera, Motorhead, Virgin Steel, Fist, Thor o la banda femenina Girlschool.
Risas, gore, hormonas revueltas, muertos resucitados, ritos de vudú, asesinatos con bate de baseball, laca y heavy metal...
Pero si no os basta con todo eso, ¿ya os he comentado que sale Adam West?