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Voto de antonio lopez herraiz:
6
Terror. Ciencia ficción ¿Qué pasaría si un niño de otro mundo aterrizara de emergencia en la Tierra, pero en lugar de convertirse en un héroe para la humanidad fuera algo mucho más siniestro? (FILMAFFINITY)
25 de mayo de 2019
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre Peter Jackson, Sam Raimi y James Gunn hay más nexos de unión que los que cabría suponer. A los tres los hemos visto emerger desde los barros del cine más costroso, freak, sanguinolento y sádico; reorientando sus carreras, progresivamente, hacia una zona de confort ubicada entre la lealtad a la cultura nerd y el fantástico tratado desde una perspectiva mainstream. Lo que también tienen los tres en común es que ninguno de ellos parece estar por la labor de apartarse (por completo) del tipo de productos que los aupó profesionalmente. Delegando, eso sí, las funciones de dirección en ayudantes técnicos, amiguetes y familiares para proyectos con miras comerciales más modestas y cercanos al lenguaje gamberro que ellos mismos emplearon en sus primeras obras. Seamos francos, ni 'Mortal engines' (2018, Christian Rivers) aspiraba a conquistar la taquilla, ni la trayectoria profesional de Ivan Raimi rebasará jamás la barrera de ser 'el hermano de'.
Pues he que aquí James Gunn ('Guardianes de la Galaxia') se saca de la manga, o más bien auspicia, un guión original de Brian & Mark Gunn, donde, sacando tajada del subgénero comiquero etiquetado como 'what if' (Marvel) o 'elseworlds' (DC), el realizador David Yarovesky orquesta una terrorífica reinterpretación de la infancia del joven Clark Ke... Brandon Breyer (Jackson A. Dunn) que, harto de sufrir bullying y recibir collejas en el patio del colegio, decide enfundarse la capa y emplear sus poderes alienígenas para destruir a todo el que se le cruce por delante. Para ello, Yarovesky transita por un escenario rural que perfectamente podría ser el mismo de 'Slither, la plaga' (2006, James Gunn) -repitiendo protagonista, Elizabeth Banks-, y gastándose un look a medio camino entre lo rudimentario y cutre de 'Super' (2010, James Gunn) y el cariz acojonante explotado por múltiples psychokillers en otros slashers. Por no mencionar su parecido puntual con 'Thelma' (2017, Joachim Trier) o 'Tenemos que hablar de Kevin' (2011, Lynne Ramsay) en determinadas secuencias.
Lo que sí puedo afirmar es que aquí no hay ni rastro de superhéroes. Por fortuna para quienes andamos algo hastiados de ellos, y por desgracia para los lugareños de Brightburn.
antonio lopez herraiz
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