Paterson y Laura son una joven pareja. De lunes a lunes Jarmusch nos va mostrando su "rutina", palabra tal vez no adecuada para este núcleo creativo y tímidamente recreado para ver una relación de respeto, cariño y amor de estos jóvenes. A las 6.10 Paterson despierta automáticamente y chequea su reloj, luego de besar cariñosamente a su esposa y de comer cereales con leche, va a la terminal de autobús a comenzar su recorrido diario por las calles de la ciudad homónima a su protagonista, tranquilo, relajado y que busca los minutos entre su tiempo para crear hermosas reflexiones que escribe a mano en un anotador, en el horario del almuerzo frente a la caída de agua emblemática del lugar que seguramente le aseguran un sustento creativo. Muchas veces escucha con entusiasmo los diálogos de los pasajeros, muchos de ellos hermanos mellizos o gemelos, historias cotidianas, testamentos históricos de la historia italiana, dicho sea de paso en su lunchera Paterson lleva una foto de Dante Alighieri. Laura es una eterna creadora y está algo asi como obsesionada con la estética del blanco y negro: para decorar su casa, para los colores de las tazas, el collar del perro, las cortinas, innovando siempre la casa y haciendo y creando, además de comprar una guitarra con estética Arlequín para aprender a tocar con tutoriales de youtube, También participó de una feria donde vendió Magdalenas con un éxito rotundo que le valieron un rédito de 286 dólares que compartió con su marido para ir al cine y a cenar. Laura es extrovertida y vive mostrando su creatividad con la ilusión de conquistar el mundo pero sin obsesiones y en forma de ilusión, como proyecto feliz junto a su marido al que insiste para que abra su corazón y muestre su poesía al mundo edotándola, pero Paterson no se la cree él mismo. Muchas tomas con un rostro que puede ser interpretado como sumiso de Adam Driver, pero con cierto tinte de ,elancolía, nacido y criado en la ciudad sabiendo que brinda pocas expectativas de crecimiento. Para colmo de males dejó el anotador con los borradores de sus poemas arriba del sillón de la casa y terminaron entre los dientes del simpático can, que se ser simpático uno creía que iba a ser víctima de una golpiza o algo peór, pero el matrimonio Paterson es demasiado noble. Un final esperanzador con un turista japonés frente a las Waterfalls que vino de Osaka a conocer el lugar donde nació el poeta William Carlos Williams y presintiendo que nuestro amigo Paterson tenia una veta poética le regala lo más preciado para quien quiere recomenzar ; Un cuaderno con hojas blancas que inmediatamente despiertan en nuestro noble protagonista el deseo de volver a escribir. Simple pero bella. Larga pero reparadora