Una grata sorpresa que convierte a The Hallow en una de las películas de terror más interesantes de los últimos años. Para un amante de Distrito 9 como yo, ver The Hallow tiene un carácter especial, a pesar de sus evidentes carencias narrativas y sobre todo visuales.

Con carencias visuales me refiero a que muchas veces se utilizan trucos muy típicos de una película de terror que le baja unos peldaños en "calidad". Basta con ver la secuencia de los créditos para entender de qué tipo de cosas estoy hablando. No estoy hablando de que los efectos dejen que desear, porque no es así. De hecho, me encantó que, aunque el presupuesto no es comparable al de una típica superproducción hollywoodiense, Corin Hardy no tiene ningún complejo a la hora de mostrar sus criaturas. Tratándose de un bosque y de una noche profunda esperaba una de esas películas donde apenas se ve al monstruo, pero The Hallow es todo lo contrario.

En este mundo de terror lleno de fantasmas de influencias niponas que pueblan las carteleras, se echan de menos buenas películas de monstruos, y The Hallow es una de ellas. Todo acaba tornando un poco al thriller, a ese thriller fantástico de influencias que beben de Guillermo del Toro o incluso del maestro David Cronenberg. Echamos de menos un poco el género, y The Hallow es irresistible en ese aspecto.