Después de la basura que fue la segunda parte, Starship Troopers 3 por fortuna se olvida de todo lo que se propuso en ella y volvió un poco por el camino que construyo Verhoeven. Edward Neumeier lo hace mal, sí, pero por lo menos respeta y es consciente de la filosofía detrás de la primera película.

Es una película de pinceladas, de ciertos detalles que la hacen curiosa a pesar de ser mala. Buena culpa de todo la tiene también el ver a Casper Van Dien de nuevo encarnando a Rico, que aporta las dosis de entrañabilidad necesarias para que los fanáticos de la saga se preocupen por ver la película.

Nuevos bichos, uno de ellos muy Lovecraftiano, y una mejora considerable con respecto a la segunda, sin llegar a ser una película que merezca la pena. Los efectos digitales son lamentables, eso sí, y lo único que tiene la película de encanto es el propio universo Starship Troopers. Nuevamente nos encontramos con una guerra que sabe a muy poco, como ocurrió en la segunda parte. En la primera, la guerra de Verhoeven era mucho más espectacular, más grande en todos los sentidos, aquí simplemente nos encontramos con guerrillas.

La religión forma una parte importante en la película, sobre todo cuando se acercan los momentos finales. No tengo todavía muy claro si le hace bien o mal a la película. Los actores que intervienen en todo el entramado argumental (dejando a un lado a Rico, que actúa como si fuera un cameo durante las dos horas de película) rozan un nivel superior al que esperaba.

Una mala película, pero repetuosa. También puede ser que me gustará más de lo permitido porque acababa de ver la segunda que tan mal sabor de boca me dejo.