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Voto de Cinemagavia:
7
Thriller. Intriga En una fría noche cerrada de invierno, en mitad de una carretera despoblada, un furgón policial blindado es asaltado durante un traslado de presos. Alguien busca a alguien de su interior. Martín, el policía conductor del furgón, consigue atrincherarse dentro del cubículo blindado con los reclusos. Obligado a entenderse con sus enemigos naturales, Martín tratará de sobrevivir y cumplir con su deber en una larga noche de pesadilla en el ... [+]
29 de enero de 2021
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Noche lúgubre

Bajocero tiene como primera virtud perceptible, una excelente cualidad para un buen thriller. Sabe incomodar. Los primeros tres cuartos de hora son un ejemplo casi inmaculado de la inoculación de tensión en el espectador, de saber crear un ambiente enrarecido. La atmósfera de amenaza latente, pero desconocida e inminente, está estupendamente conseguida. La sensación de peligro comienza desde el propio planteamiento. Martín (Javier Gutiérrez) ha sido designado para un traslado de presos; situación incómoda de por sí, que se ve dificultada por ser la primera vez que ha de ocuparse de un encargo así.

Varios condicionante mueven al espectador a inquietud. En primer lugar por el compañero que le ha tocado en suerte a Martín. Montesinos (Isak Férriz), es un policía rudo, temperamental y no necesariamente cumplidor del reglamento. Esto, de primeras, parece vaticinar un desencuentro con Martín, ejemplo de cumplimiento de todas las reglas y ordenanzas. La escena del registro previo al embarque de los presos en el furgón es otro elemento de importancia. No solamente nos sirve para mostrarnos quiénes van a ser los protagonistas y algunos de sus conflictos. El aroma de violencia latente es francamente bueno, y está creado de forma meticulosamente puntillosa

La película Bajocero tiene además el acierto de situar el traslado de presos de noche. La travesía nocturna de un furgón lleno de convictos, dificultada por una niebla cada vez más espesa, sin duda resulta una situación alarmante. Sobre todo para Martín y Montesinos. En estos inicios la película puede recordar a El salario del miedo (1953) de H.G Clouzot. Salvo por el tipo carga, claro está. Que en este caso está formada por unos tipos nada de fiar.

*Ruleta de personajes

En cierto modo Bajocero es una película de personajes. Ello no quiere decir que haya una introspección profunda, ni que la película pretenda hacer un estudio de personalidades. Algunos personajes, de hecho, son algo arquetípicos. Sin embargo la conjunción de las característica de todos componen un puzle digno de atención. Entre los presos están Ramis (Luis Callejo), un astuto y locuaz ladrón; Nano (Patrick Criado), un joven delincuente sin cargos de gran fuste; Rei (Édgar Vittorino), encarcelado por dejar en coma a un violador.

Completan el pasaje Mihail (Florin Opitrescu), con un historial delictivo de primer orden y, aparentemente el más peligroso de todos; Pardo (Miquel Gelabert), un contable corrupto al estilo Bárcenas, y Golum (Andrés Gertrúdix), relacionado con asuntos de drogas. Toda esta retahíla de personajes comparten un opresivo viaje nocturno dentro del reducido espacio de un furgón policial blindado. Justo cuando la niebla comienza a caer como una amenaza, o un preludio de peligro, Martín pierde contacto con los coches de escolta. Poco después el furgón es saboteado y tiene que parar. Alguien comienza un asedio al vehículo.

Todos los pasajeros del furgón, policías o presos, tendrán que intentar sobrevivir. Ello dará pie a una serie interesantes interacciones entre ellos, dando vía libre a un juego alianzas, secretos y maquinaciones que realmente beneficia a la película. ¿Qué quiere exactamente el asaltante? ¿Alguno de los que van en el furgón lo conoce? Las respuestas vienen dadas por una concatenación de giros de guion, unos más afortunados y eficaces que otros.

*La fórmula de Bajocero

En la película Bajocero pueden detectarse varias referencias y parecidos razonables. Elementos que Lluís Quílez maneja razonablemente bien. El tono seco y la violencia descarnada parece provenir del rudo estilo de Sam Peckinpah. La supervivencia en un espacio claustrofóbico ante una amenaza externa puede llevarnos a pensar en Asalto a la comisaría del distrito 13 de John Carpenter (1976). El personaje de Martín está muy cercano a los de Howard Hawks. Se trata de un profesional con un fuerte sentido del deber, que no entiende excepciones ni en situaciones extremas de peligro. Aunque una de las cuestiones será si consigue conservarse siempre así.

También hay una parte cercana al western que refrendaría el toque de Howard Hawks. No es conveniente estirar mucho el chicle de las influencias, sobre todo porque no parezcan forzadas, pero a ratos cuando la película se centra en una serie de personas encerradas a merced de un antagonista externo que parece tener un control omnímodo puede recordarnos levemente a Saw (2004).

Lo mejor de Bajocero ocurre cuando transita por una tierra incógnita. Es decir, cuando no sabemos muy bien quién es el asaltante y el propósito de su acción. Cuando no sabemos del todo de qué pie cojean los personajes y encontramos sorpresas y recovecos dentro de ellos. Esto ocurre en la primera mitad de metraje, donde impera más la tensión. En la parte final ocurren eventos más adrenalíticos, algunos interesantes, pero siguiendo una línea más irregular.

*El elenco de Bajocero

La actuación más destacada de la película Bajocero es la de Javier Gutiérrez. Es casi un “bueno” de manual. Honesto, noble, y dedicado padre de familia. Sin embargo, bondad no significa debilidad. También sabe ser firme y duro cuando la situación lo requiere. Sus principios se verán puestos a prueba cuando los cada vez más agitados acontecimientos zarandeen sus convicciones. Destacable es la actuación de Luis Callejo, dotando a su personaje de una socarronería entre simpática y grimosa. Además, en función del guion iremos conociendo mejor su catadura.

Karra Elejalde tarde en mostrarse, pero una vez lo hace, da su cara más sombría y amarga. Su desempeño es absolutamente creíble y vehemente, causándonos rechazo y una extraña empatía. Los dilemas morales en que acaba desembocando la película pasan casi todos por él. Poco a poco Patrick Criado y su personaje van cogiendo enjundia, que es secundada por la actuación eficiente y fiable del actor. En los demás casos las actuaciones están a la altura sin grandes alardes.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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