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España España · Barcelona
Voto de Montse:
9
Drama Adaptación de un libro de John Carlin (Playing the enemy). En 1990, tras ser puesto en libertad, Nelson Mandela (Morgan Freeman) llega a la Presidencia de su país y decreta la abolición del "Apartheid". Su objetivo era llevar a cabo una política de reconciliación entre la mayoría negra y la minoría blanca. En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por el líder negro para construir la unidad nacional. (FILMAFFINITY) [+]
13 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera escena de la película nos sitúa rápidamente en el contexto de la historia que vamos a ver. Dos campos de juego, uno de Rugby con hierba bien cortada y chicos blancos vestidos de uniforme verde. El otro, un polvoriento campo de fútbol, donde chicos negros con gastadas camisetas le dan patadas a un balón. Ambos campos cercados por vallas y separados por una carretera, parecen estar uno a espaldas del otro. De repente, mientras un coche blanco pasa ante ellos, los chicos negros se agolpan ante la valla y gritan emocionados, ¡Madiba!, ¡Madiba!,. Los chicos del campo de enfrente miran con indiferencia y sin comprender que pasa, preguntando uno de ellos al entrenador que quien es, Nelson Mandela, contesta aquel con desdén.

La escena antes mencionada transcurre en 1990, año en que liberan a Nelson Mandela tras veintisiete años en la cárcel. Pero la acción de la película comienza desde que es presidente de Sudáfrica en 1994, hasta que se celebra el Campeonato Mundial de Rugby en dicho país el año 1995.

En este periodo veremos como el presidente, profundamente marcado por el largo cautiverio, quiere representar no sólo a los negros, sino también a los blancos que aunque son minoría ostentan el poder económico, militar, etc. Para ello ve en el Rugby y en el campeonato que se va a celebrar, una oportunidad para intentar cohesionar ambas poblaciones y que sientan que forman parte del mismo país.

Mandela se nos presenta como un hombre que lucha por desterrar la ira, el odio y la venganza en su pueblo. El ojo por ojo y diente por diente que muchos proclaman, no va tener apoyo en la figura del presidente. Sabe que el deporte puede lograr un punto de encuentro entre la población Sudafricana. Muy interesante es la escena en el despacho presidencial entre Mandela (Morgan Freeman) y el capitán de la selección de Rugby, François Pienaar (Matt Damon), marcando un punto de inflexión en la historia.

Pienso que uno de los logros de Invictus es que no hace falta que sepas nada de la vida de Mandela, ni de Rugby, ni tan siquiera que es Sudáfrica. Porque la película habla de superación personal, pasiones, decepciones… interpela directamente al espectador y habla al corazón.

Rodada en Sudáfrica, el film tiene una bonita y realista fotografía. Buenas interpretaciones donde destaca un espléndido Morgan Freeman como Mandela y Matt Damon, muy trabajado físicamente, aporta sensibilidad y matices a su interpretación del capitán Pienaar. Las escenas de Rugby, una de las protagonistas de la película, nos llevan a momentos de gran intensidad que coronan una historia de personajes de carne y hueso (nunca mejor dicho). El único pero, por decir algo, lo encuentro en la parte final, donde observo elementos un poco tópicos o almibarados, ver spoiler. Pero ello no desmerece esta película que me parece en conjunto, espléndida, en forma y contenido. Cuyo mensaje está más vigente que nunca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Montse
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