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Voto de davilochi:
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Drama
Georgy (Viktor Nemets) es un camionero que sale de su ciudad natal con un cargamento de mercancías. De repente, se ve obligado a salir de la autopista y sigue un camino equivocado que lo conduce a un extraño paraje. Aunque intenta reanudar su viaje, poco a poco se va adentrando, muy a su pesar, en la vida diaria de un pueblo ruso: se trata de un lugar, donde la fuerza bruta y el instinto de supervivencia ahogan cualquier vestigio de ... [+]
19 de diciembre de 2011
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película devastadora la que nos ofrece Sergei Loznitsa en la tragedia de este moderno Odiseo incapaz de encontrar el camino de vuelta a casa, tragedia que en su camino lleva a cabo una profundización en las miserias cotidianas de la Rusia post-soviética y de su sociedad. Sin embargo, en esta ocasión no habrá vuelta a casa posible para el héroe, porque si alguna vez existió algo que un europeo oriental pudiera llamar hogar hace mucho tiempo que fue destruido, y de poco sirve remontarnos en la noche de los tiempos. Así pues, Georgy, este particular Odiseo ruso, se va a enfrentar a un mundo salvaje y despiadado, empujado a huir hacia delante, hacia un final desgarrador que, no obstante, no es sino una continuación, un amargo reflejo de algo bastante común en la vida de la Rusia contemporánea y las repúblicas post-soviéticas: el asesinato, la extorsión, la corrupción, la prostitución forzosa, el abuso de las autoridades; en definitiva, la violencia. Las cosas en la vida nunca son blancas o negras, pero lo que está claro es que el propósito de Loznitsa es ser provocar, pretende advertir al mundo de lo que está ocurriendo en nuestras antípodas continentales. ¿Qué mejor sitio para hacerlo que el cada vez más autocomplaciente Festival de Cannes, cegado por el propio esplendor de su frívolo e indiferente glamour?
Hace poco el director bielorruso, en una entrevista concedida en la Universidad Autónoma de Barcelona destacaba -en una línea muy marcada por el post-modernismo, es decir, muy centrada en la importancia del discurso: "La forma es un medio para la transmisión del conocimiento y la fijación de cada obra, algo extraído del caos. La idea de que no esté fijada en ningún sitio, sea en arquitectura, sea en pintura, un texto filosófico o en literatura, sea la tabla de multiplicar, una idea que no esté fijada en ningún sitio no existe.” Pues bien, al margen de que sea una situación hipotética, es decir, ficticia, precisamente lo que está planteando es la plena realidad de lo que acontece en su película.
Una de las cosas que concluye es que el pasado comunista existe, y no sólo es así, sino que está muy presente en la memoria colectiva, tanto que, de uno u otro modo, marca decisivamente el recorrido vital de millones de personas. Espacios físicos transformados y almas arrasadas, la sangre de las víctimas propiciatorias en nombre del paraíso socialista, de la promesa de un futuro mejor.
Hace poco el director bielorruso, en una entrevista concedida en la Universidad Autónoma de Barcelona destacaba -en una línea muy marcada por el post-modernismo, es decir, muy centrada en la importancia del discurso: "La forma es un medio para la transmisión del conocimiento y la fijación de cada obra, algo extraído del caos. La idea de que no esté fijada en ningún sitio, sea en arquitectura, sea en pintura, un texto filosófico o en literatura, sea la tabla de multiplicar, una idea que no esté fijada en ningún sitio no existe.” Pues bien, al margen de que sea una situación hipotética, es decir, ficticia, precisamente lo que está planteando es la plena realidad de lo que acontece en su película.
Una de las cosas que concluye es que el pasado comunista existe, y no sólo es así, sino que está muy presente en la memoria colectiva, tanto que, de uno u otro modo, marca decisivamente el recorrido vital de millones de personas. Espacios físicos transformados y almas arrasadas, la sangre de las víctimas propiciatorias en nombre del paraíso socialista, de la promesa de un futuro mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En esto se resume el legado del socialismo real, pero también en nostalgia para muchos otros millones –en ocasiones de las mismas víctimas–, que no han percibido ningún beneficio en los nuevos estados-nación que sucedieron al imperio soviético. Desgraciadamente no hay solución radical que valga para resolver problemas creados y profundizados por el paso de las décadas que, por mucho que suene a tópico, son un hecho palpable para los individuos, las familias y, en definitiva, la sociedad en su conjunto. Desde la polifacética Moscú parte una mirada indiferente hacia las periferias de esa Rusia atomizada y abandonada a su suerte por la constante deriva político-social del país, mientras que desde la periferia la indiferencia es devuelta en forma de odio contra la capital, percibida desde hace tiempo -no sin cierta razón- como fuente de todos los problemas.
Efectivamente, hoy por hoy la degradación moral y material de las sociedades post-soviéticas es un hecho. Millones de personas asisten impotentes al control caprichoso e interesado que las mafias ejercen de uno u otro modo sobre sus vidas, mientras el Estado, para garantizar sus cotas de poder y su precario control de la sociedad hace gala de su connivencia para con aquéllas. A su vez, la aceptación tácita de la corrupción y los abusos de autoridad sirven como vía de escape para las tensiones contenidas en una sociedad carente de libertad y atenazada por la frustración. La película destaca bien quiénes son las víctimas de esta realidad: los ejecutores, degradados a la condición de bestias, cómplices de esa pérdida de rumbo; y, por otro lado, claro está, la sociedad víctima de esta brutalidad. La causa y la consecuencia: el embrutecimiento general de los rusos, sumidos en una situación de anomia absoluta para la que no parece haber salida.
Ningún cuento propagandístico sirve para ocultar la miserable realidad de una sociedad que no parece caminar hacia ningún lado. La repulsa mostrada hacia el régimen de Putin en las últimas semanas podría ser un comienzo, pero no deja de ser un impulso nacido en Moscú, una sola de las múltiples realidades que pueblan las recónditas entrañas de ese inmenso país llamado Rusia.
Efectivamente, hoy por hoy la degradación moral y material de las sociedades post-soviéticas es un hecho. Millones de personas asisten impotentes al control caprichoso e interesado que las mafias ejercen de uno u otro modo sobre sus vidas, mientras el Estado, para garantizar sus cotas de poder y su precario control de la sociedad hace gala de su connivencia para con aquéllas. A su vez, la aceptación tácita de la corrupción y los abusos de autoridad sirven como vía de escape para las tensiones contenidas en una sociedad carente de libertad y atenazada por la frustración. La película destaca bien quiénes son las víctimas de esta realidad: los ejecutores, degradados a la condición de bestias, cómplices de esa pérdida de rumbo; y, por otro lado, claro está, la sociedad víctima de esta brutalidad. La causa y la consecuencia: el embrutecimiento general de los rusos, sumidos en una situación de anomia absoluta para la que no parece haber salida.
Ningún cuento propagandístico sirve para ocultar la miserable realidad de una sociedad que no parece caminar hacia ningún lado. La repulsa mostrada hacia el régimen de Putin en las últimas semanas podría ser un comienzo, pero no deja de ser un impulso nacido en Moscú, una sola de las múltiples realidades que pueblan las recónditas entrañas de ese inmenso país llamado Rusia.