Sofia Coppola nos trae esta vez la vida sobre un hombre famoso y como esta se mueve en una simple cotidianidad. La historia no tiene mucho que contar, por lo que no es ella lo que sobresale en la película; sino la manera en que ésta es contada.

Sofia usa nuevamente el estilo que usó en Lost in Translation, con música suave, escenas largas y un silencio que destaca y profundiza.

La dirección artística es lo que más sobresale en la película, sin duda excelente. Las interpretaciones son notables y no decepcionan en ningún momento. Y el guión es digno de aplaudir, porque realmente es muy difícil lograr contar algo, de lo que no hay nada que contar y no aburrir al hacer esto. Porque les digo sinceramente que la película no aburre en ningún momento, se deja ver al 100% y además se disfruta.

Lamentándolo mucho, le falta un no se qué, que no permite la máxima conexión transmitida por los personajes principales que si se transmitía en Lost in Translation.

Pero vamos que la película está muy bien echa y aunque no sea nada del otro mundo, a mi me ha gustado y la he disfrutado.