Penúltimo film de Hitchock en Inglaterra. Seguramente su mejor película inglesa sonora después de "39 escalones".
El film mantiene vigentes las grandes cualidades de su autor. Todo el primer acto en el que presenta a los personajes es divertido y osado. Se atreve a filmar verdaderas orgías y relaciones homosexuales sin que el espectador sienta estupor y pase amablemente el filtro de la censura (la escena de la botella de cava pasando por debajo de las piernas de una señorita es memorable). Su desarrollo en el tren (nunca sale de él y cuando lo filma desde del exterior lo hace con la cámara acoplada al último vagón aprovechando las curvas para enseñarlo) sigue siendo un prodigio de tensión y suspense. A pesar de que sepamos sobradamente su desenlace caemos irremediablemente en su red.
Su crítica al fascismo sutil y acertada.

Su visionado es tan inofensivo y placentero como el de estar contemplando una película casi infantil. Sin embargo el doble lenguaje que tan bien sabe emplear el maestro le dota de unas lecturas soterradas que se mantienen indemnes con el paso de los años.