Obra maestra de Kurosawa dividida en dos partes bien diferenciadas a cada cual más precisa.
En su primera parte, aparentemente teatral, se establece la trama y se plantea el dilema moral al que se enfrenta su protagonista, mantener sus logros empresariales o salvar la vida del hijo de su chófer, secuestrado por error en vez del suyo. En esta parte, con elegantes composiciones, Kurosawa nos introduce a la perfección en la psicología y dilemas de casi todos sus personajes: el empresario, su mujer, el chófer, hasta incluso de los policías y el secuestrador. Como espectador se participa tanto de lo que sucede que pasas de la antipatía al reconocimiento hacia el personaje de Mifune.

En su segunda parte la cámara sale de las cuatro paredes de la primera y se desarrolla un relato policial en el que se disecciona de manera minuciosa la investigación policial para dar con el secuestrador y recuperar el dinero pagado por el rescate, necesario para mantener la nobleza ganada por su protagonista. Se nos presenta al antagonista y se consigue un extraño vínculo de interés digno de los mejores villanos de cine, como Norman Bates. Mención especial se merecen sus gafas con reflejos en la noche.

La combinación de ambas partes es magistral. Su segunda parte puede recordar a obras como "La jungla de asfalto", pero realmente es tan minuciosa que es modélica, resultando muy obvio que fue la inspiradora de las pesquisas que se reproducen en "El silencio de un hombre" de Jean Pierre Melville.

Imprescindible.