Johannes Roberts no sorprende a nadie con esta cinta. El otro lado de la puerta (The Other Side of the Door) es una película normalilla que cumple todos los clichés del mal cine de terror actual: jump scares normalillos, guión pésimo y actores terribles. Tiene un inicio extremadamente lento, que me ha hecho mirar el reloj 5-6 veces, pero sinceramente, en el tramo final la película mejora.

Los jump scares no son nada del otro mundo, pero me ha gustado como los ha fabricado el director; esta claro que no van a sorprender a nadie, pero oye, por lo menos no dan tanta pena como otros que he visto. No vas a encontrar nada original, nada nuevo, pero te puedes entretener; eso sí repito, en los últimos 30 minutos de película, porque para resistir el resto vas a tener que tomarte de 2 a 4 cafés mínimo.