En una época en la que se echaba de menos una película del Oeste de las de antes, en la cual la industria de los blockbuster empezaba a florecer, Eastwood, un hombre que ya ha tratado con esta temática, sorprendió a todos con esta perturbadora historia del lejano Oeste.

Según pasan los años, es imposible no acordamos de esta oscura historia donde no hay buenos ni malos, donde el pasado se vuelve el presente, donde la oscuridad absorbe los rayos de esperanza, donde la tragedia se masca en cada esquina y donde las balas son el pan de cada día. Nítida y fría, y en algunos momentos hasta inquietante y aunque la descripción es digna de película de terror, así de metálico se muestra Eastwood en esta obra digna de mención con unas interpretaciones majestuosas y una consumación que te deja hecho pedazos.

Sin perdón, es lo que tiene no haber visto todavía esta maravilla de wéstern que haría ponerse en pie a los mismísimos Sergio Leone y Don Siegel. Calificada de obra maestra, que en su día obtuvo 4 estatuillas y consagrándose como un clásico del cine americano.

Como buen vino o buena novela, el tiempo no le pasa factura a esta obra de arte. Así que, si eres de los que no ha tenido el privilegio de verla, te sugiero que no pierdas mas el tiempo y visiones esta impresionante historia antes de que aparezca William Munny en la puerta de tu salón preguntando por ti.