“- ¿Cómo nos van a fusilar por pedir para dar de comer a la gente, por lanzar al aire octavillas? Por favor no te olvides nunca de lo importante, de que luchamos por lo que es justo.
- Yo ya no sé lo que es justo y lo que no.
- Claro que lo sabes, igual que sabes que cuando todo esto haya pasado alguien tendrá que recordarlo.
- No podría olvidarlo, sería como olvidarte a ti.”

Nunca es un buen momento para ver el horror de nuestro pasado, pero hoy, el primer día del otoño como debió de ser aquel 5 de agosto, desde luego era un muy mal momento para mí. El Horror, aunque todos sabemos que existió, verlo así te pone malo. Me resulta imposible comentar esta película. Tal vez pasado un tiempo podría, pero no quiero pasado un tiempo, quiero dejar algo aquí, hoy.
A la mierda los comentarios del continente, de la ejecución o la interpretación. ¿Y qué si está rodada con todos los recursos del cine para que lloremos los llorones y los que no lo son? ¿Y qué si me ha afectado mucho ver al niño leer la carta de su madre muerta delante de otros niños que juegan a fusilar? Es que es para llorar, para avergonzarse de pertenecer al género humano, para tener ganas de encerrarse en un agujero y no ver nunca más la luz del sol.
¡A la mierda todos los que ayer defendieron con la espada y defienden hoy con la pluma que el bienestar es antes que la libertad! ¡A la mierda!