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Voto de Manospondylus:
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Ciencia ficción. Aventuras. Acción
Una erupción volcánica amenaza a los dinosaurios restantes en la Isla Nublar, donde las criaturas han vagado libremente durante años tras de la desaparición del parque temático "Jurassic World". Claire Dearing, ex gerente del parque, ahora fundó el Grupo de Protección de Dinosaurios, una organización dedicada a intentar preservarlos. Cuando a Claire le ofrecen la oportunidad de rescatar algunos ejemplares de la isla, acude a Owen Grady, ... [+]
9 de septiembre de 2018
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Es una frase muy manida pero "podría ser" la mejor secuela de Jurassic Park, lo que no quiere decir que sea perfecta ni que esté a la altura de la original de 1993, pero, seamos realistas, la magia del primer Jurassic Park no se va a repetir.
Aún así, la pieza central de esta segunda trilogía es, por sí misma, una película solvente, y como secuela es quizá la menos innecesaria. A ratos grandiosa y espectacular, a ratos más pequeña, oscura y tensa, Jurassic World: El Reino Caído es un regalo para el fandom de Jurassic Park. Un filme repleto de homenajes, paralelismos y subversiones a todas las entregas de la saga, y lo mejor es que todas estas referencias no están para nada forzadas y (casi) todas tienen una razón de ser. De igual forma, el uso de los temas clásicos de John Williams están mucho mejor integrados en la banda sonora que en la entrega precedente. Sin embargo, para el resto de la audiencia no pasará de ser una película más de aventuras y dinosaurios, visualmente impecable pero con un guion bastante flojo.
La sinopsis parece otra excusa más para volver a llevarnos a una de esas islas de Costa Rica: uno de los volcanes de Isla Nublar va a hacer erupción y la sociedad se debate entre dejar que la naturaleza siga su curso o intervenir para evitar que los animales mueran. El debate no tendría sentido si fueran animales que hemos llevado al borde de la extinción, como el gorila de montaña, pero cuando son criaturas que ya se habían extinguido por causas naturales y para los que no hay lugar en el mundo actual, la situación es más compleja. Por supuesto hay quien decide actuar por su cuenta y sacar a los animales de la isla, aunque sus intenciones podrían no ser tan altruistas como parecen, y a partir de ahí la historia toma un nuevo (y predecible) rumbo.
La estructura es algo peculiar, con dos mitades que casi parecen películas de diferentes géneros: la primera es una película de aventuras en un entorno insular tropical con dinosaurios (muy al estilo de las partes 2 y 3) mezclada con el género de catástrofes (por el volcán). Posteriormente, El Reino Caído se transforma en una película de terror gótico con una estética mucho más clásica pero con un argumento propio de la ciencia ficción. El resultado es una mezcla curiosa de estilos e ideas que funciona (más o menos).
Tras un espectacular prólogo que combina elementos de ambas mitades y que definiría como la primera Jurassic Park con efectos especiales de 2018 (como dicen, es el inicio más espectacular de la saga), vemos a Claire buscando apoyos para su misión de rescatar a los animales. Inmediatamente, volvemos a la isla, en esta primera mitad que podríamos llamar The Lost World con volcán, y encontramos lo que podríamos esperar de una entrega de la saga: carreras por la jungla y un montón de dinosaurios (más que nunca), aunque la gran amenaza es el volcán. En este tramo, Bayona pisa el acelerador y aunque incluye momentos realmente buenos (otros no tanto), no se detiene en ellos; y se suceden las huidas y las peleas. Las escenas son bastante cortas y no da tiempo a disfrutarlas todo lo que deberíamos; por no decir que habríamos agradecido unos segundos más de algunos dinosaurios (sobre todo los nuevos terópodos que aparecen). Este tramo termina con una escena dramática que realmente logra emocionar (por lo menos al nivel de la muerte de la Apatosaurus en la entrega previa), y empieza a preocuparme que en una saga en la que muere tanta gente sólo conmuevan las muertes de dinosaurios.
Después de eso se produce un cambio radical (aunque fluido) y entramos de lleno en la parte de terror gótico con dinosaurios, y es aquí donde Bayona mejor se desenvuelve. Desde la primera entrega, la saga siempre ha incluido elementos de terror (sobre todo el suspense, la tensión y algún susto), pero esta es la primera vez que una película de la saga se mete de lleno en el género, con una estética clásica cargada de los elementos que no pueden faltar en una historia así: noche lluviosa, luna llena, mansión aislada en el monte, una niña pequeña... y un monstruo. Y aún así no deja de ser una película de Jurassic Park, con su acción, su mensaje y, claro está, sus dinosaurios. Esta ominosa mansión no es más que la siguiente parada después de Isla Nublar y en sus pasillos y habitaciones (que inevitablemente recordarán a El Orfanato, con toques de muchas otras obras de terror) se desarrollan las escenas más tensas desde que Spielberg dejara la dirección, y es esa tensión constante la que camufla los detalles menos convincentes del guion.
Como era de esperar, los personajes no son ninguna maravilla. Chris Pratt y Bryce Dallas Howard retoman sus roles de Owen y Claire, respectivamente; y, si bien ambos cumplen perfectamente, la evolución de Claire es lo más destacable. A ellos se suman el analista de sistemas Franklin Webb y la doctora Zia Rodriguez que no pasan de ser un par de estereotipos, pero lo cierto es que conozco a tanta gente que es como el uno o como la otra que me resultan completamente creíbles. Como no, hay una niña (Isabella Sermon), y aunque este tipo de personaje es recurrente en la saga (y en el cine de aventuras, terror, catástrofes... ), tiene una importante razón de ser (además de generar más tensión) y su mera presencia plantea una interesante pregunta. También vuelve Malcom (Jeff Goldblum), con una breve y memorable participación.
Como suele ser habitual, los personajes más flojos del filme se cuentan entre los antagonistas: empresarios a los que sólo les importa el dinero y cazadores que sólo buscan un trofeo, es decir, prácticamente lo que vimos en The Lost World, pero aún más caricaturizados. Claro está que poco importa porque el gran enemigo es el engendro biológico llamado Indoraptor (otro horrendo bicho inventado en la línea del de la película anterior) que cumple a la perfección con su papel, aunque los motivos con los que tratan de justificar su creación no son muy convincentes.
(Sigue sin spoilers)
Aún así, la pieza central de esta segunda trilogía es, por sí misma, una película solvente, y como secuela es quizá la menos innecesaria. A ratos grandiosa y espectacular, a ratos más pequeña, oscura y tensa, Jurassic World: El Reino Caído es un regalo para el fandom de Jurassic Park. Un filme repleto de homenajes, paralelismos y subversiones a todas las entregas de la saga, y lo mejor es que todas estas referencias no están para nada forzadas y (casi) todas tienen una razón de ser. De igual forma, el uso de los temas clásicos de John Williams están mucho mejor integrados en la banda sonora que en la entrega precedente. Sin embargo, para el resto de la audiencia no pasará de ser una película más de aventuras y dinosaurios, visualmente impecable pero con un guion bastante flojo.
La sinopsis parece otra excusa más para volver a llevarnos a una de esas islas de Costa Rica: uno de los volcanes de Isla Nublar va a hacer erupción y la sociedad se debate entre dejar que la naturaleza siga su curso o intervenir para evitar que los animales mueran. El debate no tendría sentido si fueran animales que hemos llevado al borde de la extinción, como el gorila de montaña, pero cuando son criaturas que ya se habían extinguido por causas naturales y para los que no hay lugar en el mundo actual, la situación es más compleja. Por supuesto hay quien decide actuar por su cuenta y sacar a los animales de la isla, aunque sus intenciones podrían no ser tan altruistas como parecen, y a partir de ahí la historia toma un nuevo (y predecible) rumbo.
La estructura es algo peculiar, con dos mitades que casi parecen películas de diferentes géneros: la primera es una película de aventuras en un entorno insular tropical con dinosaurios (muy al estilo de las partes 2 y 3) mezclada con el género de catástrofes (por el volcán). Posteriormente, El Reino Caído se transforma en una película de terror gótico con una estética mucho más clásica pero con un argumento propio de la ciencia ficción. El resultado es una mezcla curiosa de estilos e ideas que funciona (más o menos).
Tras un espectacular prólogo que combina elementos de ambas mitades y que definiría como la primera Jurassic Park con efectos especiales de 2018 (como dicen, es el inicio más espectacular de la saga), vemos a Claire buscando apoyos para su misión de rescatar a los animales. Inmediatamente, volvemos a la isla, en esta primera mitad que podríamos llamar The Lost World con volcán, y encontramos lo que podríamos esperar de una entrega de la saga: carreras por la jungla y un montón de dinosaurios (más que nunca), aunque la gran amenaza es el volcán. En este tramo, Bayona pisa el acelerador y aunque incluye momentos realmente buenos (otros no tanto), no se detiene en ellos; y se suceden las huidas y las peleas. Las escenas son bastante cortas y no da tiempo a disfrutarlas todo lo que deberíamos; por no decir que habríamos agradecido unos segundos más de algunos dinosaurios (sobre todo los nuevos terópodos que aparecen). Este tramo termina con una escena dramática que realmente logra emocionar (por lo menos al nivel de la muerte de la Apatosaurus en la entrega previa), y empieza a preocuparme que en una saga en la que muere tanta gente sólo conmuevan las muertes de dinosaurios.
Después de eso se produce un cambio radical (aunque fluido) y entramos de lleno en la parte de terror gótico con dinosaurios, y es aquí donde Bayona mejor se desenvuelve. Desde la primera entrega, la saga siempre ha incluido elementos de terror (sobre todo el suspense, la tensión y algún susto), pero esta es la primera vez que una película de la saga se mete de lleno en el género, con una estética clásica cargada de los elementos que no pueden faltar en una historia así: noche lluviosa, luna llena, mansión aislada en el monte, una niña pequeña... y un monstruo. Y aún así no deja de ser una película de Jurassic Park, con su acción, su mensaje y, claro está, sus dinosaurios. Esta ominosa mansión no es más que la siguiente parada después de Isla Nublar y en sus pasillos y habitaciones (que inevitablemente recordarán a El Orfanato, con toques de muchas otras obras de terror) se desarrollan las escenas más tensas desde que Spielberg dejara la dirección, y es esa tensión constante la que camufla los detalles menos convincentes del guion.
Como era de esperar, los personajes no son ninguna maravilla. Chris Pratt y Bryce Dallas Howard retoman sus roles de Owen y Claire, respectivamente; y, si bien ambos cumplen perfectamente, la evolución de Claire es lo más destacable. A ellos se suman el analista de sistemas Franklin Webb y la doctora Zia Rodriguez que no pasan de ser un par de estereotipos, pero lo cierto es que conozco a tanta gente que es como el uno o como la otra que me resultan completamente creíbles. Como no, hay una niña (Isabella Sermon), y aunque este tipo de personaje es recurrente en la saga (y en el cine de aventuras, terror, catástrofes... ), tiene una importante razón de ser (además de generar más tensión) y su mera presencia plantea una interesante pregunta. También vuelve Malcom (Jeff Goldblum), con una breve y memorable participación.
Como suele ser habitual, los personajes más flojos del filme se cuentan entre los antagonistas: empresarios a los que sólo les importa el dinero y cazadores que sólo buscan un trofeo, es decir, prácticamente lo que vimos en The Lost World, pero aún más caricaturizados. Claro está que poco importa porque el gran enemigo es el engendro biológico llamado Indoraptor (otro horrendo bicho inventado en la línea del de la película anterior) que cumple a la perfección con su papel, aunque los motivos con los que tratan de justificar su creación no son muy convincentes.
(Sigue sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Híbrido aparte, hay más especies de reptiles del Mesozoico que nunca: Pteranodon, Mosasaurus y 15 géneros de dinosaurio (5 de ellos debutantes). Al igual que en la entrega anterior, las recreaciones están quedándose desfasadas, lo que la saga ha justificado varias veces diciéndonos que "muchos tendrían otro aspecto, pero usted no pidió realismo" (Jurasic World) y llamándolos "monstruos de parque temático" (Jurassic Park III), pero en esta entrega se hace un intento de volver a mostrarlos como animales reales (en parte para que contrasten con la aberración genética y en parte para que los asociemos con los animales actuales), por lo que se podían haber ajustado más a las reconstrucciones actuales, al menos en las nuevas especies.
Por comentar un par de ellas, Carnotaurus aparece con un aspecto muy acertado (el real tenía una apaiencia aún más extraña), con su cráneo chato, brazos enanos y osteodermos por la espalda. A Baryonyx, en cambio, deberían haberle exagerado algo sus rasgos más distintivos (forma del cráneo y garras) y habrían obtenido un mejor resultado. Stygimoloch aparece embistiendo y, aunque es verdad que tenía un cráneo abombado inusualmente grueso, probablemente no resistiría impactos como los que muestra la película. Y mejor no digo nada de lo que han hecho con la boca del Stegosaurus (peor aún, en anteriores entregas estaba bien).
Por otra parte, el debate que se plantea es más profundo de lo que parece, según se enfoque el problema desde una perspectiva animalista, ecologista o conservacionista. ¿Debería primar el bienestar de estos animales sobre el curso natural de los acontecimientos? ¿Se debería salvar a especies extintas aún cuando supongan una amenaza para las actuales? Es un asunto complejo, pero la película no se mete en eso. Tampoco se da una respuesta cerrada, sino la reacción subjetiva de unas pocas personas y más concretamente la de una sola persona (y en contexto es comprensible), por lo que es de esperar que se retome el tema en la siguiente entrega.
Por último y ya que es una película de ciencia ficción, me gustaría comentar algo referente al volcán que domina la primera mitad. La ficticia Isla Nublar está basada en la Isla del Coco de Costa Rica (aunque es más grande) y las localizaciones del rodaje están en Hawaii, todas ellas islas volcánicas del Pacífico. Y los volcanes sobre litosfera oceánica se caracterizan por sus formas de escudo y lavas fluidas, así que sus erupciones suelen ser poco explosivas. El de la película, en cambio, es una montaña cónica y causa un flujo piroclástico que arrasa la zona, quedando como otra de esas licencias que no tienen más sentido que el componente dramático que generan en la historia y lo espectacular que resultan en pantalla.
En definitiva, Jurassic World: El Reino Caído, a diferencia de Jurassic Park, no ocupará un lugar destacado en la historia del cine pero sí en la saga, pues es una buena continuación. O, al menos, la mejor que ha tenido (hasta ahora), ya que reúne prácticamente todas las escasas virtudes de las secuelas de Jurassic Park (también un puñado de sus defectos) y lleva la historia por un nuevo camino. Bayona, por su parte, no se limita a hacer de director mercenario, sino que se apodera del filme y lo lleva literalmente a su terreno; firmando un blockbuster de autor en una saga que se había ido volviendo más impersonal en cada entrega.
Aspectos positivos: La espectacularidad de la primera mitad y la tensión de la segunda. La fotografía de Faura. La banda sonora de Giacchino. El cambio de aires en la saga y su siempre interesante mensaje.
Aspectos negativos: La prisa por terminar con el tramo de Isla Nublar. Se toma muchas licencias innecesarias respecto al volcán, a los animales (incluyendo la apariencia, comportamiento y biología), y varias situaciones y eventos resultan poco creíbles. El arquetipo de villano empresario sin escrúpulos está muy visto. Ciertos detalles del guion son cuestionables.
Puntuación: 6
Por comentar un par de ellas, Carnotaurus aparece con un aspecto muy acertado (el real tenía una apaiencia aún más extraña), con su cráneo chato, brazos enanos y osteodermos por la espalda. A Baryonyx, en cambio, deberían haberle exagerado algo sus rasgos más distintivos (forma del cráneo y garras) y habrían obtenido un mejor resultado. Stygimoloch aparece embistiendo y, aunque es verdad que tenía un cráneo abombado inusualmente grueso, probablemente no resistiría impactos como los que muestra la película. Y mejor no digo nada de lo que han hecho con la boca del Stegosaurus (peor aún, en anteriores entregas estaba bien).
Por otra parte, el debate que se plantea es más profundo de lo que parece, según se enfoque el problema desde una perspectiva animalista, ecologista o conservacionista. ¿Debería primar el bienestar de estos animales sobre el curso natural de los acontecimientos? ¿Se debería salvar a especies extintas aún cuando supongan una amenaza para las actuales? Es un asunto complejo, pero la película no se mete en eso. Tampoco se da una respuesta cerrada, sino la reacción subjetiva de unas pocas personas y más concretamente la de una sola persona (y en contexto es comprensible), por lo que es de esperar que se retome el tema en la siguiente entrega.
Por último y ya que es una película de ciencia ficción, me gustaría comentar algo referente al volcán que domina la primera mitad. La ficticia Isla Nublar está basada en la Isla del Coco de Costa Rica (aunque es más grande) y las localizaciones del rodaje están en Hawaii, todas ellas islas volcánicas del Pacífico. Y los volcanes sobre litosfera oceánica se caracterizan por sus formas de escudo y lavas fluidas, así que sus erupciones suelen ser poco explosivas. El de la película, en cambio, es una montaña cónica y causa un flujo piroclástico que arrasa la zona, quedando como otra de esas licencias que no tienen más sentido que el componente dramático que generan en la historia y lo espectacular que resultan en pantalla.
En definitiva, Jurassic World: El Reino Caído, a diferencia de Jurassic Park, no ocupará un lugar destacado en la historia del cine pero sí en la saga, pues es una buena continuación. O, al menos, la mejor que ha tenido (hasta ahora), ya que reúne prácticamente todas las escasas virtudes de las secuelas de Jurassic Park (también un puñado de sus defectos) y lleva la historia por un nuevo camino. Bayona, por su parte, no se limita a hacer de director mercenario, sino que se apodera del filme y lo lleva literalmente a su terreno; firmando un blockbuster de autor en una saga que se había ido volviendo más impersonal en cada entrega.
Aspectos positivos: La espectacularidad de la primera mitad y la tensión de la segunda. La fotografía de Faura. La banda sonora de Giacchino. El cambio de aires en la saga y su siempre interesante mensaje.
Aspectos negativos: La prisa por terminar con el tramo de Isla Nublar. Se toma muchas licencias innecesarias respecto al volcán, a los animales (incluyendo la apariencia, comportamiento y biología), y varias situaciones y eventos resultan poco creíbles. El arquetipo de villano empresario sin escrúpulos está muy visto. Ciertos detalles del guion son cuestionables.
Puntuación: 6